Hace tan sólo unos días, Tim Cook y compañía dieron el pistoletazo de salida a los nuevos modelos de iPhone, que vienen a barrer del mercado todos los antiguos terminales del famoso teléfono de Apple. O esa es la versión oficial. Parece que tanto el iPhone 5C como el iPhone 5S no han superado las expectativas que habían generado durante estos meses, pero a cambio nos han dejado servidas algunas polémicas sobre los cambios en el diseño, y en su tecnología.
El iPhone 5C se presenta como un modelo asequible para facilitar la actualización de terminales en aquellos usuarios que no pueden permitirse un nuevo modelo de "alta gama". Sin embargo, parece una rendición de la compañía de Cupertino a la guerra de precios del mercado de los smartphones (aunque el precio sólo es lowcost si hay un contrato de permanencia de por medio). Por el camino, abandonan la estética minimalista a la que siempre nos han tenido acostumbrados, y optan por una dudosa gama de colores que desmerece el resultado final. Aunque para gustos, los colores (nunca mejor dicho), ya que las ventas están arrasando en la semana de su lanzamiento. No obstante, el cambio es solo exterior, y el teléfono conserva las características técnicas y de rendimiento del anterior iPhone 5.
El que sí ha cambiado por dentro y por fuera ha sido el iPhone 5S, el que, por comparación, se convierte en el nuevo modelo de alta gama de Apple. Entre sus nuevas incorporaciones, cuenta con una cámara de 8 Mpx, flash con control de temperatura de color, un nuevo procesador (el primero en 64 bit para un smartphone), y una nueva gama de colores en grafito, oro, y plata, más afortunada que la del 5C. Pero la novedad que más reacciones ha provocado ha sido el nuevo Touch ID: un sensor de huella digital que sustituye al código de bloqueo, e incluso a la ya obsoleta contraseña para comprar aplicaciones.
Para unos simboliza el futuro de las compras a través del móvil, y un avance que ofrecerá millones de posibilidades para los desarrolladores. Para otros, una amenaza en la seguridad e incluso un riesgo para la privacidad de nuestros datos, que Apple podría terminar compartiendo con terceros por "cuestiones de seguridad".
En cualquier caso, tanto para los optimistas, como para los conspiranoicos hay malas noticias: Apple ya ha advertido de que los datos recogidos con el Touch ID no serán almacenados en ninguna base de datos, y que, por el momento, su tecnología no será compartida con los desarrolladores, así que la compañía de la manzana será la única que pueda hacer uso de ella en un futuro cercano.
