La arquitectura de esta casa crea un espacio infinito en un espacio finito. El proyecto difumina y no crea diferencia entre exterior e interior, todo ello mediante el empleo de una secuencia elegante e inteligente de patios y reflejos.
Descripción del proyecto por Jaime Prous Architects
El fuerte desnivel y la integración topográfica son los puntos de partida de la casa, incrustada en el terreno; la cubierta de hormigón es la única fachada desde la calle.
Para acceder hay que adentrarse en la tierra: los muros de contención se funden con el color de la arcilla y penetran en el interior. Por encima de los habitantes, la losa levita ingrávida y apoyada en la delicada envolvente de vidrio. Por delante, un caleidoscopio de reflejos donde se atisba el verde del paisaje.
El espacio está comprimido entre los planos horizontales de la cubierta y del suelo. Interiormente, la arquitectura crea un espacio infinito en un espacio finito: mediante una secuencia de patios y reflejos, la vivienda introduce el exterior en el interior de manera literal, confundiendo al usuario, que ya no sabe si está dentro o fuera.
Nada define una estancia de otra de manera precisa, no hay puertas ni paredes como se entienden habitualmente, sólo cinco cajas oscuras y dispuestas aparentemente al azar.
La sofisticación de la losa contrasta con la rugosidad de los muros. La fluidez de los espacios, con la hermeticidad de las cajas.
La casa explora maneras más distendidas de habitar en relación con la naturaleza sin renunciar al confort que la tecnología ofrece.