El programa incorpora un gran espacio abierto, un conjunto de oficinas privadas y salas de videoconferencia para reuniones.
Un dosel retráctil en el tragaluz principal regula la cantidad de luz solar según la temporada, debajo de la cual un olivo joven descansa en el centro introduciendo cierta tranquilidad y frescura.
Descripción del proyecto por José Costa
Durante la recta final de la ejecución de las obras del coworking Wayco Ruzafa, surge la oportunidad de adicionar el local contiguo: un espacio de 1590m² que, a mediados del siglo pasado, albergara el cine Goya y más tarde la conocida librería Crisol.
Transformado en supermercado durante los últimos años, y arrasada la personalidad del local original, el leitmotiv del proyecto se convierte en devolver al lugar la grandiosidad de antaño.
La intervención es decididamente escenográfica. El gran espacio central corresponde a la gran sala de cine con un palco circundante, con varios subniveles, que miran hacia donde una vez se proyectaran cientos de películas, y que hoy es el muro que separa y conecta con la nave principal de la primera intervención.
Las escaleras se convierten en los actores principales de la escena. La ancha escalera que diera acceso a la planta superior se reajusta, adecuándose a los estándares actuales, al tiempo que adquiere un verde intenso y se entrelaza con un graderío de madera que invita a ser mucho más que un lugar de paso.
En el espacio central surge una segunda escalera, una alfombra roja plegada con estructura de celosía metálica, una solución similar a la que se había ensayado en el espacio de la imprenta (fase 1 de Wayco Ruzafa). El acto de subir y bajar por ellas adquiere un cierto cariz de exhibicionismo, como si del foyer de un teatro se tratara.
A nivel programático la nueva fase incorpora, además del gran espacio abierto una serie de despachos privados de diversos tamaños, así como salas de reuniones y de videoconferencias.
Además, en esta intervención se hace mucho hincapié en ofrecer diversas soluciones de privacidad y descanso, para compensar esa sobreexposición comentada. Tan deseable puede ser trabajar en espacios abiertos como necesario replegarse y encontrar diversos grados de privacidad a lo largo del día. Así, se diseñan espacios polivalentes cerrados o abiertos que posibilitan diversas maneras de relacionarse (o no).
Las operaciones básicas para recualificar el nuevo coworking consisten en retirar los falsos techos e instalaciones que comprimían el espacio, eliminar divisiones innecesarias y abrir estratégicamente una serie de lucernarios en la cubierta industrial existente, de forma que la luz natural se convierte en la otra protagonista del espacio de trabajo.
Se eliminan parte de los enlucidos en mal estado de los muros y se deja visto el ladrillo, confiriendo calidez, fuerza y noción de temporalidad. Una moqueta de tono anaranjado cubre la planta baja, mitigando el ruido y dotándola de personalidad. Una serie de estanterías permeables recorren la zona de trabajo central, resguardándola de los espacios de circulación y ahondando en otra idea recurrente del proyecto, el tratamiento de la misma como si de una biblioteca se tratara.
Un toldo retráctil en el lucernario principal regula la cantidad de luz solar según la estación del año, bajo el cual, un olivo joven reposa en el centro e introduce un punto de calma y frescor.