Sáenz de Oíza no fue solo un arquitecto reconocido, también fue profesor, conferenciante, viajero infatigable, aficionado a la navegación a vela, los automóviles, las motos, la pintura, la fotografía, el cine, la lectura y los trabajos manuales. Todo ello integrado en una dinámica compaginada con una familia a la que hacía referencia en su oratoria con frecuencia, formada por siete hijos y su esposa, María Felisa. Oíza falleció en el año 2000, en Madrid.
Oíza realizó destacados proyectos en Madrid, una trayectoria que no se puede entender sin conocer su relación con la familia Huarte y en especial con Juan Huarte. Una estrecha relación que se enmarca en un contexto de apoyo a las artes por parte de la inmobiliaria y constructora de los Huarte. Oiza recibiría el encargo del proyecto de apartamentos de verano Ciudad Blanca en Alcudia, Mallorca en 1961, y dos años antes en 1959 el encargo para el Local de Exposiciones H Muebles, en el paseo de la Castellana, que sería su primera obra en Madrid. Un espacio de presentación de las diferentes empresas del grupo, sede en la que se gestaría la revista Nueva Forma (dirigida por Juan Daniel Fullaondo, contando con la participación de Sáenz de Oiza y Rafael Moneo) y espacio que sirvió en 1967 para presentar «Primera Exposición Forma Nueva» con obras de Millares, Oteiza, Chillida, Palazuelo, Sáenz de Oíza, Fernández Alba y Fullaondo.
Francisco Javier Sáenz de Oíza, H Muebles, 144. Axonometría primer sótano, 5 de junio de 1961.
Quaderns d'arquitectura i urbanisme 157, abril-junio 1983, p. 98.
Icono de la arquitectura madrileña desde los años sesenta, el proyecto de Torres Blancas tenía previsto desarrollarse en dos edificios, sin embargo, debido a diferentes contratiempos, entre ellos los de la licencia, únicamente se construyó una de ellas. El encargo fue realizado por Juan Huarte, conocido mecenas de Oíza, propietario de la constructora que se encargaría de realizar las obras del edificio. El proyecto es de 1961, y las obras se prolongaron desde 1964 hasta 1969.
Entre las ideas que gestaron el proyecto de Torres Blancas se encontraba la de realizar una torre de casas-jardín con amplias terrazas. De esta manera se pretendía hacer compatible la idea de vivienda en altura con la casa jardín, una utopía buscada desde principios del siglo XX en las construcciones en altura.(2)
De las 21 plantas residenciales, 18 se proyectaron combinando viviendas con tipologías de dúplex (365 m²) y de una sola planta (198 m²). Mientras que las 3 plantas restantes, por su ubicación en la parte más alta y su proximidad con el restaurante, se proyectaron como apartamentos de menor superficie (entre 88 y 120 m²).
La planta tipo de la torre cuenta con un núcleo central de comunicación, que se organiza a modo de calle interior. En torno a éste se agrupan cuatro unidades o viviendas tipo, con una superficie de 198 m². A su vez, cada una de estas viviendas fue proyectada con la idea de poder ser agrupadas verticalmente para obtener viviendas de dos niveles o dúplex, o bien para ser divididas horizontalmente y generar los apartamentos de menor superficie.
Sin importar la tipología, todas las viviendas se organizan en torno a un conjunto de terrazas, concebidas como corazón y pulmón de la vivienda. Con esta idea, el desarrollo de las mismas se produce generando dos alas independientes, una para estancias de carácter más compartido y otra para zonas más privadas, donde se situan los dormitorios.
Según algunas fuentes, el proyecto tenía previsto ser revestido de mármol blanco, otros que hormigón con marmolina, y su hijo que afirmaba que solo era una referencia en honor a las pinturas y el purismo de Le Corbusier (1). Aún así, en la ejecución, la escalera de caracol interior sí fue recubierta de dicho material, contrastando de esta forma con la sublime mole de hormigón exterior.
El edificio supuso imágenes y contra-imágenes del momento, en una España de contrastes y contradicciones, donde las autoridades políticas del momento apostaron por el edificio al considerar que podía contribuir a un cambio de imagen de la dictadura franquista en el exterior, y sin embargo, también existen testimonios por escrito del propósito de evitar que se repitiese un edificio de tales características en otras ciudades.
Entre los ilustres habitantes del edificio se encontró el escritor Camilo José Cela, propietario de una de las viviendas y que se refería a él como «el enraizamiento».
El trabajo de Sáenz de Oíza supuso un cuestionamiento constante tanto de su contexto, como el sus predecesores y maestros. Siempre fue un voraz aprendiz, atento a la cultura de su tiempo, inclasificable estilisticamente y maestro de generaciones de arquitectos. Inteligente y premonitorio.
Francisco Javier Sáenz de Oiza, Torres Blancas. “Torres Blancas”. Break up and composition - Patricia Bracco. METALOCUS-02.
Francisco Javier Sáenz de Oiza, Torres Blancas. “Torres Blancas”. Break up and composition - Patricia Bracco. METALOCUS-02.
En 2020, se celebró la exposición en el Museo ICO, «Sáenz de Oíza. Artes y oficios». Esta muestra complementaba, poco más de un año después, la realizada en el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid en 2018, en la que se conmemoraba el centenario del nacimiento del arquitecto.
Los visitantes pudieron apreciar sus obras más célebres como Torres Blancas o la Basílica de Aránzazu, además de obras de sus amigos y artistas como Jorge Oteiza, Lucio Muñoz, Eduardo Chillida, Pablo Palazuelo, Antonio López o José Antonio Sistiaga, así como la determinante relación con constructores como Juan Huarte.
Lo más destacable de esa muestra fue el recorrido que se hizo por cinco espacios que reflejaban cinco estados de conocimiento del autor: «el oficio de aprender/el arte de enseñar», «el oficio de habitar/el arte de construir», «el oficio del alma, el arte de evocar», «el oficio de creer, el arte del mecenazgo» y «el oficio de competir/el arte de representar».
NOTAS.-
2. Ver teorema de 1909 mencionado en Delirious New York, por Rem Koolhaas enJosé Juan Barba. «Invenciones: Nueva York vs. Rem Koolhaas, Bernard Tschumi, Piranesi.» Madrid, UAH, 2014.
3. - Francisco Javier Sáenz de Oiza «monografía Sáenz de Oiza», Madrid: El Croquis, 1988. Reeditado en 2002, pág. 30.
- Quaderns d’arquitectura i urbanisme 157, abril-junio de 1983, p. 98.
- Francisco Javier Sáenz de Oiza «monografía Sáenz de Oiza», Madrid: El Croquis, 1988. Reeditado en 2002.
- Patricia Bracco. “Torres Blancas”. Ruptura y composición”. Madrid: METALOCUS, núm. 02. 1999, pág. 38-47.
- Sáenz de Oiza, F., Fernández Casado, C. y Manterola,. Estructura de «Torres Blancas». Informes de la Construcción, Vol. 23 N° 226, Diciembre de 1970, pp. 43-64.
- S. Huerta, I. Gil, S. García, M. Taín. Actas del Séptimo Congreso Nacional de Historia de la Construcción. Santiago de Compostela, octubre 2011. pág. 26-29.
- F. Longoria, Francisco. Torres Blancas. Contradicción y Contrapunto en las Torres Blancas. Madrid: Arquitectura, núm. 120. Diciembre 1968, pág. 42-70 .
- Barazzetta, Giulio. (2016). J. Saenz Guerra - Sáenz de Oíza y Torres Blancas, una torre en plural. ZARCH.
- «Sáenz de Oiza. Artes y oficios». Catálogo exposición. Madrid: Fundación ICO, 2020.
- Ferraz-Leite Ludzik, Alejandro. Las lecturas de Sáenz de Oíza. Desde Torres Blancas al Banco de Bilbao a través de una selección de textos hecha por el propio arquitecto. Tesis (Doctoral), E.T.S. Arquitectura (UPM), 2014.