Un proyecto que dialoga, que tranquiliza el entorno, lo serena y permite reducir sus estridencias, desplegando un sencillo programa (una entrada, un bar, la taquilla y unos vestuarios), acompañado por una logia clásica, cuyas dimensiones dignifican el espacio de esta modesta instalación, convirtiéndola casi en un templo clásico. Dimensiones que rápidamente se reducen al desplegar su volumen hacia el entorno.
Un proyecto lleno de matices y buena arquitectura.
Descripción del proyecto por unparelld’arquitectes
Una plaza cuadrada, definida por dos porches y abierta a los campos de fútbol. Este es el centro de la “ciudad deportiva” del Morrot en Olot. Es también la respuesta a las contrariedades entre el uso y el emplazamiento: un polígono industrial y una calle de acceso casi sin aceras.
La plaza conecta visualmente con los hechos geográficos naturales, el perfil de los montes que confinan la comarca. Al mismo tiempo, se aparta de las fábricas y de la calle transitada por camiones. El conjunto se dispone sobre una plataforma horizontal. Una interrupción en este basamento da inicio a un recorrido de entrada complejo y gradual: cancel, escaleras y rampa, porche a tres alturas, para desembocar de forma tangencial al espacio central.
Los pabellones son gemelos pero no son iguales. Comparten perfil y porches, pero mantienen diferencias derivadas de la posición y el uso: uno es destinado a vestidores y el otro a recepción, cafetería y servicios. Su volumen escalonado se ajusta tanto a las proporciones de la plaza como a la organización interna.
Todo es estructura. Atendiendo al reducido presupuesto (620€/m2), se invierte en aquello más trascendente: la activación de un lugar común, el volumen generoso de los espacios interiores y la entrada de luz natural. En este sentido, la construcción con muros portantes de bloque de mortero es sencilla y de fácil ejecución. Su lógica interna define la caligrafía de la obra y pauta la medida de las estancias.
La pareja de pabellones que se miran, viste un escenario para cultivar uno de los valores más preciados del deporte base: la sociabilización.