Dentro de la primera edición de Open House Madrid se presenta la oportunidad de visitar el Gimnasio Maravillas del arquitecto español Alejandro de la Sota. Se trata de un magnífico ejemplo de la arquitectura racional española de la segunda mitad del siglo XX. De hecho, incluso existe una anécdota en torno al gimansio de una visita que realizó Mies van der Rohe en la que habría afirmado que se trata de un proyecto que a él mismo le hubiera gustado hacer.
El proyecto nace originalmente en el año 1959 cuando se encarga a Alfredo Ramón-Laca Primo la ampliación del Colegio Nuestra Señora de las Maravillas. Sin embargo, aún habiendo sido aprobado por la propiedad e iniciadas las obras, este primer proyecto se paraliza a pasa a ser encargado a Alejandro de la Sota.
El reto más difícil que tendría que afrontar el arquitecto sería salvar el desnivel de cerca de 12 metros entre las calles Guadalquivir y Joaquín Costa. Para ello se planteó una estructura metálica de cerchas de 20 metros bajo las que se encuentra la pista principal y a través de las cuales tiene paso la luz natural.
El programa incluye, por un lado, la conocidísima pista principal situada bajo la espectacular cercha metálica. Recibe luz natural de la fachada sur y en ella se juega al fútbol, baloncesto y balonmano. Su uso no se restringe a los alumnos del colegio, sino que también puede ser disfrutada por gente que no estudie allí y quiera alquilarla. Justo debajo, en el sótano, encontramos una pequeña piscina cubierta que también dispone de acceso libre para los amantes de la natación. Su existencia no sólo facilita la inclusión de la natación como deporte en el horario de los alumnos del colegio, sino que cumple un importante papel en los sistemas e instalaciones del colegio: el calor que genera sube hacia la pista principal y consigue calentar durante todo el año y sin sistemas de calefacción adicionales ese gran espacio, que permanece abierto al exterior para ventilar y evitar condensaciones a través de las ventanas corridas de la fachada sur.
De manera muy hábil Alejandro de la Sota integra en las cerchas metálicas un aula por cada hueco entre pórticos, aprovechando un espacio condenado al desuso pero necesario para salvar la luz de 20 metros. Así no sólo que consigue crear una 'estructura habitada', sino que ésta se ajusta a la perfección al programa de aulario al contar con una sección de anfiteatro en la que colocar los pupitres. Cabe destacar la fantástica iluminación de estas aulas, que no sólo reciben luz natural de la fachada sur, sino que además están conectadas unas con otras mediante ventanas corridas horizontales entre los espacios interiores.
Por último y dentro de la lógica del proyecto, la cubierta del gimnasio se emplea como patio al aire libre para los alumnos. Es una prolongación de la cota de calle de la calle Guadalquivir desde la que también se accede. Esta cubierta-patio cuenta con varias pistas de baloncesto y fútbol y con unas espectaculares vistas de Madrid, especialmente de la zona al sur y suroeste del colegio.
El gimnasio de Maravillas tiene ya 22 años. No sé porqué en el año 1960 lo hice así, pero lo que sí sé es que no me disgusta haberlo hecho. Creo que el no hacer arquitectura es un camino para hacerla y todos cuantos no la hagamos, habremos hecho más por ella que los que, aprendida, la siguen haciendo. Entonces se resolvió un problema y sigue funcionando y me parece que nadie echa en falta la arquitectura que no tiene.
Alejandro de la Sota sobre el gimnasio Maravillas, 1985
La construcción se llevará a cabo entre los años 1961 y 1962, hace ahora algo más de 50 años. La estructura del edificio es fundamentalmente de acero, a excepción del sótano en el que se emplea hormigón. Un sistema de pilares de 8 metros de altura a 6 metros de distancia sujetarán las más que conocidas cerchas que salvan una luz de 20 metros desde la fachada sur de la calle Joaquín Costa hasta el tremendo cambio de altura, de 12 metros, con respecto a la calle Guadalquivir, la fachada norte del colegio.
El estado del gimnasio después de más de 50 años de uso es prácticamente inmejorable, más teniendo en cuenta que tiene actividad los 7 días de la semana durante todo el año, a excepción de los meses de julio y agosto durante los que se realizan labores de mantenimiento.
Visitar el gimnasio es una experiencia muy especial en la que entrar en contacto con una arquitectura desprovista de elementos innecesarios y centrada en resolver muy hábilmente la problemática concreta del proyecto. Su luz, su materialidad e incluso su contenida pero magistral resolución formal, en la que se aúnan necesidades estructurales y programáticas, lo convierten es una visita obligada para todo amante de la arquitectura.
Desde METALOCUS queremos agradecer al Colegio La Salle Maravillas por su amabilidad y la posibilidad de visitar y fotografiar el edificio para realizar este artículo.
GIMANSIO MARAVILLAS por ALEJANDRO DE LA SOTA.
Dónde.- calle Joaquín Costa, 21.
Cuándo.- Sábado y domingo 26 y 27 de septiembre.
Inscripción.- Sin inscripción previa.