Tbilisi Architecture Biennial usa la temática de la energía como fuerza vital primordial, y los métodos humanos para su consumo, distribución y conservación: política energética; temporalidad o permanencia de tal política dentro de la realidad histórica compartida.
«¿Qué tan temporal es nuestra huella en el medio ambiente? ¿Podemos analizar el agua como determinante del orden? ¿De qué tipo de flujos hablamos cuando mencionamos los flujos de energía, la migración, el tiempo y la salida del propio paisaje? ¿Cuáles son los costos de romper un orden o crear uno nuevo? ¿En qué medida el desarrollo espacio-político de los humanos puede traer cambios en la naturaleza y la sociedad y viceversa? ¿Qué formas físicas y conceptuales se desvanecen o permanecen con tales transformaciones? ¿Son permanentes las creaciones naturales, su memoria, historia y artefactos que significan su vida pasada? ¿Cuál será el vestigio de definir tales lugares y, sobre todo, considerando contextos globales y locales, cuál es su futuro?»
«january february march», pabellón de Georgia en la Bienal de Venecia 2023 por Tbilisi Architecture Biennial.
En 1985, se inauguró la primera unidad de la central hidroeléctrica en Georgia, región de Dusheti, entre las cordilleras Alevi, Gudamakari y Kartli. La planta, de 11,5 km², sigue siendo importante en la generación de electricidad y el suministro de agua de Tbilisi; sin embargo, debido a su desarrollo, el pueblo de Zhinvali se inundó por completo, lo que obligó a toda la población local a migrar; hoy, el ecosistema local del río Aragvi es inexistente.
Paisaje fangoso. Pabellón de Georgia en la Bienal de Venecia 2023 por Tbilisi Architecture Biennial. Fotografía por Tobias Schmitt.
El agua ha cubierto los asentamientos del Eneolítico y muestras significativas del patrimonio cultural; la iglesia Jvaripatiosani -entre ellas- construida en el siglo XII, está sumergida durante varios meses, reapareciendo durante el resto del año después de que el agua se seque. Además de las influencias climáticas y estacionales, toda el área se inunda y drena de acuerdo con el consumo de agua de Tbilisi, alcanzando su punto máximo en enero, febrero y marzo, cuando la ciudad capital usa más agua.
El Pabellón propone una instalación inspirada en los artefactos y restos antiguos descubiertos durante la investigación, intentando reconstruir la memoria espacial del área a través de uno de sus arquetipos primitivos.
Bloques de construcción rectangulares, compuestos de material sedimentado de lodo de río, cubren casi todo el espacio de exhibición, culminando en el centro de la sala, dando forma al interior de la basílica Jvaripatiosani hundida, ofreciendo una imagen negativa de la iglesia: el vacío como una masa. Las cuatro salas del Pabellón unirán la exhibición de la publicación desarrollada durante la investigación, el videoarte y los materiales documentales.