Algunas de las obras proyectadas por este magnífico arquitecto, que desde 1900 a 1945 transformó por completo la fisonomía de Madrid, ("Ayuntamiento de Madrid" , "Círculo de Bellas Artes", "Instituto Cervantes", "Hospital de Jornaleros de Maudes", "Casa Matesanz en Gran Vía 27", etc...
Estas imágenes de Jesús M. Chamizo, junto a otras 10, están expuestas en el hall y las 9 plantas del edificio Gran Vía 27, que recientemente finalizó su restauración. Una rehabilitación integral en la que se han realizado demoliciones, refuerzos estructurales y nuevas distribuciones, dotando al edificio de nuevas instalaciones y ascensores. Se colocaron suelos y techos, así como los correspondientes revestimientos interiores y se recuperó la decoración original de las zonas comunes, restaurándose las fachadas, en la que se sustituyeron la totalidad de los vidrios, incluidos los curvos de sus magníficos miradores. Este edificio representa la influencia arquitectónica de la escuela de Chicago en la arquitectura madrileña.
De origen gallego, Antonio Palacios realizó algunas de las obras más conocidas de la ciudad de Madrid. En sus inicios su estilo siguió el secesionismo vienés, evolucionando después hacia un regionalismo arquitectónico en el que se mezclaban las raíces hispanas de los estilos plateresco y manuelino, reflejando también las influencias del expresionismo. Fue un gran conocedor del uso de la piedra en la construcción, en especial el granito, un sistema constructivo en el que se fundamentó todo su estilo, usando la piedra con tratamientos muy distintos.
Muchas de sus obras han sobrevivido al paso del tiempo gracias a las rehabilitaciones arquitectónicas que han permitido cambiar sus funciones originales y adaptarlas para albergar las sedes de organismos privados y del Estado, formando ahora una parte importante de la imagen de la ciudad. La mayoría se encuentran entre la Puerta del Sol y la calle Alcalá, donde destaca el Palacio de Telecomunicaciones, que construyó con Joaquín Otamendi, y el Círculo de Bellas Artes. Este último presenta una solución personal para la construcción de un edificio en altura en el que cada planta, con sus usos y carácter, se refleja en el volumen y el carácter exterior, de modo que el edificio va decreciendo al aumentar la altura, para terminar en la torre de los estudios.
Antonio Palacios también fue el encargado de proyectar las primeras estaciones de metro madrileñas, aunque ahora casi no queda rastro de su imagen. Pero a pesar de su relación con Madrid, siguió estando muy unido a Galicia, donde realizó algunas obras relevantes. En sus últimos años comenzó a destacar como urbanista, aunque muchos de ellos eran proyectos visionarios y no se llegaron a realizar. Fue Vocal de la Junta de Urbanismo de Madrid durante veinte años. En sus reflexiones sobre el futuro urbanístico de la ciudad intuye un nuevo núcleo en la parte occidental, que se conectaría con el resto de la urbe mediante una especie de "Gran Vía aérea".