Dentro del conjunto de espacios destaca un espacio de exposición singular, que albergará exposiciones temporales y sirve como punto focal del museo, un espacio blanco, cúbico e isotrópico, idéntico en todas direcciones, de 10x10x10m, con una abertura de 2,10x 2,10 x 2,10 x 2,10 en cada esquina para que por ahí entre la luz en cualquier momento del día.
Los huecos son de 2,10 para que, al ubicarse en paredes que están en contacto con el suelo, tengan unas dimensiones adecuadas para servir de paso. Además, se crea una singular perforación de las mismas dimensiones en el centro de la pared, que permite asomarse a este espacio singular.
En el resto del edificio y en el nivel inferior se encuentra un espacio de programación flexible con vistas a un patio al aire libre, hundido, que permitirá al museo albergar programas sociales. La galería del piso inferior será isotrópica y los huecos que se le han incorporado han sido minuciosamente elegidos.
Pabellón Robert Olnick por Campo Baeza y Miguel Quismondo. Fotografía por Javier Callejas.
Descripción del proyecto por Alberto Campo Baeza y Miguel Quismondo
Queremos hacer un edificio muy sencillo y sobrio y a la vez muy hermoso, el más hermoso del mundo.
Entendemos que este nuevo edificio debe completar y complementar al edificio principal del MagaZZino. Para ello se dispone en barra perpendicular al primero, creando entre ambos un recinto unitario. La nueva ampliación se retira del conjunto principal la distancia adecuada para resolver temas funcionales.
La crujía será de 11 m, semejante a la de las construcciones existentes. Y lo mismo su altura de cornisa. El acuerdo de trazas y de medidas y de línea de cornisa garantiza la buena relación entre los edificios.
Pabellón Robert Olnick por Campo Baeza y Miguel Quismondo. Fotografía por Javier Callejas.
Entendemos que un tema central, importante, es la unión entre el edificio actual y el nuevo, resuelta con una avenida planteada como un plano común de acceso que, al atravesar el edificio nuevo, permite una transparencia en planta baja como fondo de perspectiva que funciona muy bien espacialmente. Ese espacio transparente será el vestíbulo del nuevo edificio, que también acogerá las funciones de Bar.
A la izquierda del acceso estaría la sala para los vidrios de Murano, a doble altura, con una o dos paredes traslúcidas y la selección de piezas de vidrio flotando en el aire y mostrando a las claras su transparencia. Las vitrinas de Vignelli pueden estar en las paredes de esa sala. Será un espacio muy interesante. En la planta alta del vestíbulo-bar pueden estar las Ceramics.
A la derecha del vestíbulo, la Sala de Exposiciones temporales. Como es bien amplia, creemos que podría usarse cuando haya conferencias como auditorio con sillas, bonitas, apilables.
Pabellón Robert Olnick por Campo Baeza y Miguel Quismondo. Fotografía por William Mulvihill.
El edificio puede terminar ahí con un adecuado patio final. O, si lo viéramos conveniente previendo futuros usos, pueden continuarse los muros empotrándose en el terreno y generando unos sótanos que pueden colonizarse más adelante.
Los aseos, generosos, donde las escaleras, como si fueran riñones del edificio.
Y fuera, entre el Museo y el edificio nuevo, el Olnick Spanu Pavillion, pequeño, de 6x6x6 m o de 9x9x9 m, conectado a través de la avenida principal. Servirá de espacio especial para recibir cada nueva obra del MagaZZino, antes de incorporarse a él.
Pabellón Robert Olnick por Campo Baeza y Miguel Quismondo. Fotografía por William Mulvihill.
Bajo la zona de Murano se crea un semisótano para posibles aulas, bien iluminado a través de un sencillo patio inglés.
Creemos que la solución es topográficamente adecuada, y entendemos que la influencia de la zona de humedal existente puede ser desplazada con sencillos medios geotécnicos.