El auditorio de la segunda planta estaba completo, y aunque la invitada era británica el acto empezó con puntualidad española, es decir, con veinte minutos de retraso. Tras las oportunas presentaciones institucionales del decano del Colegio de Arquitectos y de la Universidad Nebrija Alice, Edgerley tomó la palabra.
La charla fue leída y comentada por igual por Alice Edgerley quien nos fue desgranando los últimos trabajos que ha venido desarrollando el colectivo. Los proyectos, muy conocidos desde que tuviesen una mayor difusión a partir de diciembre, cuando recibieron el prestigioso premio Turner, son una serie de intervenciones en las que lo principal es que se hacen con la gente, muchas veces sin un plan previo, sin un presupuesto previo, como decía Edgerley “muchas veces sin mucho dinero pero sí con muchas manos trabajando”.
La representante de Assemble nos habló de experimentación, de participación social, de programar actividades para reactivar partes de las ciudades y comenzó presentando la propuesta de intervención en una antigua gasolinera para convertirla en una sala de proyecciones temporal, The Cineroleum, una idea de reconversión aplicable a miles de estaciones de combustible en el Reino Unido. Se trata de una intervención sencilla pero con una iconografía rica e interesante, donde la función comienza justo cuando cae el telón.
El resto de proyectos, que siempre cuentan con numerosos grupos de colaboradores, fue presentado desde su ejecución, desde los talleres, desde el trabajo realizado con las manos, especialmente con las manos, como ocurrió con el revestimiento de la Yardhouse, cuyo cerramiento, una especie de piel de escamas de pez, se realizó en piezas de arcilla coloreadas moldeadas a mano.
Continuó con diferentes intervenciones en barrios carentes de zonas de juego para niños, nos habló de sonrisas, de libertad y de juego con los pequeños. Su refrescante intervención terminó con el proyecto de renovación de la zona de Granby Four Streets de Toxteth, en Liverpool, una de las zonas de vivienda obrera más deprimidas del Reino Unido, casi abandonada y que estaba en proceso de desaparición y demolición. La respuesta de los vecinos contó con la colaboración del colectivo y, tras una estrategia de participación ciudadana, la transformación del barrio fue radical. Tan solo con sencillas operaciones de revitalización, “operaciones muy domésticas” como limpiar, pintar, plantar… el cambio fue radical en el barrio. Esta intervención fue la merecedora del premio Turner, de cuyo jurado quiero volver a destacar esta frase:
“En una época en la que todo puede ser arte ¿por qué no considerar como tal un complejo de vivienda social?”
La intervención terminó con el proyecto de recuperación de Cairns Street en Toxteth, que Assemble ha ayudado a transformar después de décadas de constante decadencia. Alice Edgerley no perdió los papeles en ningún momento. Con honestidad, entusiasmo y contundencia nos explicó las relaciones que a veces no son fáciles entre los diferentes perfiles que componen el grupo, muchos artistas, no muchos arquitectos y gente. Habló de la necesidad de realizar este tipo de acciones ante los precios desorbitados del suelo en ciudades como Londres, de realizarlas aunque fuesen efímeras, dada su importancia a la hora de crear identidad con los ciudadanos, con los ocupantes y habitantes de la ciudad. Aunque puedan ser considerados grafitis urbanos su potencial transformador cambia la vida de las personas. Estas acciones no son nuevas (similares acciones fueron propuestas a sus alunmos hace cuarenta años en la Architectural Association por Bernard Tschumi con sus “exemplary actions” y “counterdesign”) pero su reconocimiento general sí que es nuevo.
La noche terminó con muy buen sabor de boca. Tan solo me quedo el recuerdo de que decenas de grupos españoles han hecho lo mismo y mucho más y han sido prácticamente ignorados en nuestro país, incluso cuando desde hace años hasta el MoMA estaba interesado en reconocer el fértil, diverso e inmenso trabajo de todos esos colectivos de arquitectos, artistas y gente, mucha gente, trabajando en nuestro país. Los británicos han sido rápidos en reconocer brillantemente este tipo de trabajos con el premio Turner.
Es posible que las cosas estén cambiando, como comentaba en su presentación inicial el decano del Colegio de Arquitectos, y la conferencia de Alice Edgerley puede que no sea solo una coincidencia en un mar de actividades. En cualquier caso, la elección de Assemble es algo que todos comentaban ayer como un acierto que puede servir para visibilizar y reconocer la acción de nuestros brillantes grupos de intervención.