Como comentan los arquitectos, una gran sala abierta al territorio, este espacio disuelve los límites entre lo público y lo privado, une y separa, proponiendo un lugar colectivo donde reunirse. En torno a él se disponen los espacios expositivos y las tres grandes salas, que proyectan su cubierta cobijando la plaza interior.
Desde la ciudad se accede a través de una generosa rampa que eleva la cota de acceso a las salas ocultando el gran vacío, permitiendo divisar el paisaje y resolviendo los posibles conflictos con el nivel freático; mientras hacia las marismas, el edificio se ahueca para atender a esta escala extensa y territorial.
Dos cajas acústicas masivas flanquean el espacio público interior, albergando el gran auditorio y los dos más pequeños respectivamente. Ambas cajas quedan unidas inferiormente por la plataforma elevada que acoge los camerinos, fosos, almacenes y el espacio expositivo bajo la plaza. En planta primera, un volumen sobre la rampa de acceso une nuevamente los auditorios a esta cota procurando un recorrido circular. Por último, la cubierta de gran luz que cubre los auditorios se prolonga sobre la plaza protegiéndola como un palio flotante. El conjunto queda revestido por paneles prefabricados de hormigón blanco con estrías verticales que vibran al sol de Ayamonte.
Centro de exposiciones y congresos por Sol89. Fotografía por Fernando Alda.
Descripción del proyecto por Sol89
Ayamonte es una ciudad fronteriza limitada por dos grandes masas de agua. Al oeste se encuentra la desembocadura del Guadiana, gran referente territorial de la localidad y frontera natural con Portugal, al sureste las marismas y las salinas, un paisaje extenso, cambiante y horizontal ignorado hasta hace poco a causa del cinturón ferroviario desmantelado en la década de los noventa. En estos terrenos redescubiertos por la ciudad se ubica el Centro de Congresos.
El programa demandado (un auditorio de 1.000 plazas, dos de 300 y 150, áreas de congresistas y exposiciones…) se podría medir con dos escalas: por un lado, una escala transfronteriza y territorial, donde el Centro funcionaría de modo unitario como gran espacio de congresos, llegaríamos en automóvil o autobús, desde algún aeropuerto u otra ciudad. Por otra parte, existiría una escala local; conciertos en alguna sala, alguna conferencia, exposiciones itinerantes..., que precisarían de un uso fragmentado del edificio, al que se llegaría a pie o en bicicleta desde algún punto de la localidad.
Centro de exposiciones y congresos por Sol89. Fotografía por Fernando Alda.
El proyecto plantea atender al valor paisajístico de la marisma redescubierta y a la doble lectura unitaria y fragmentada del programa a través de un gran espacio público ubicado en el interior del edificio. Una plataforma elevada y cubierta que culmina el tejido de plazas y paseos que estructuran el recorrido fluvial de Ayamonte, desde el Guadiana hasta las marismas, atraviesa el edificio generando un vacío desde el que divisar el paisaje de salinas. Como una gran sala abierta al territorio, este espacio disuelve los límites entre lo público y lo privado, proponiendo un lugar colectivo donde reunirse protegidos por la arquitectura, algo que los anglosajones explican jugueteando con el término understanding y que podría suponer una definición esencial del espacio congresual. En torno a él se disponen los espacios expositivos y las tres grandes salas, que proyectan su cubierta cobijando la plaza interior. El vacío interior une y separa a la vez, permitiendo el uso unitario y fragmentado buscado. Desde la ciudad, el acceso a través de una generosa rampa eleva la cota de acceso a las salas ocultando el gran vacío y permitiendo divisar el paisaje desde este plano alzado y versátil, evitando también mayores conflictos con el nivel freático; mientras hacia el territorio, el amplio paisaje de marismas presiona al edificio que se ahueca para atender a esta escala extensa y territorial.
Dos grandes cajas acústicas de hormigón albergan el gran auditorio, a un lado de la plaza, y las salas para 300 y 150 personas al otro, ambas quedan unidas inferiormente por la plataforma elevada que acoge los camerinos, fosos, almacenes y el espacio expositivo bajo la plaza. En planta primera, un volumen sobre la rampa de acceso donde se disponen las salas congresuales une nuevamente las salas a esta cota procurando un recorrido circular. Por último, la cubierta de gran luz que cubre los auditorios se prolonga sobre la plaza protegiéndola como un palio flotante. El conjunto queda revestido por una serie de paneles prefabricados de hormigón blanco texturado con estrías verticales que vibran al sol de Ayamonte.