Las leyendas urbanas dicen que los arquitectos nunca viven en las viviendas que proyectan, un ejmplo que lo desmiente el cliché fue Renée Gailhoustet que vivio e instaló su estudio en los apartamentos de Liégat y antes en la torre Raspail, levantados no lejos del ayuntamiento de Ivry-sur-Seine (Val-de-Marl).
Una elección natural para quien estuvo a cargo, a finales de la década de 1960, del plan director del nuevo centro de la ciudad que pretendía crear el municipio gobernado por el partido comunista. Un logro monumental, una combinación de edificios de hormigón con muros y fachadas oblicuas, terrazas verdes, paseos peatonales y equipamientos colectivos mezclados con viviendas.
Un gesto arquitectónico que desarrolló con su compañero Jean Renaudie, que firmó los edificios más emblemáticos, y que algunos olvidaron demasiadas veces a quien allí trabajó igualmente con él a pesar de que él siembre subrayó su realización conjunta, cuyo trabajo fue reconocido finalmente con el Premio de Arquitectura de la Royal Academy, el verano pasado. Fue en una de estas viviendas brutalistas, con ángulos agudos y un exuberante jardín, donde la arquitecta fallecio el miércoles pasado a la edad de 93 años.
Comprometida comunista , se centró en un tema poco reconocido en ese momento: la vivienda social. A los 24 años se incorporó al estudio de Marcel Lods, donde conoció a Jean Renaudie. Vivirán juntos durante quince años, tendrían dos hijas y trabajarián juntos en muchos proyectos. En sus respectivas obras se encuentran pautas comunes: una organización escalonada de las viviendas, una particular atención por la organización dúplex, una voluntad de erradicar los pasillos para proyectar la vivienda en torno a una estancia central, un gran espacio dejado al espacio verde en forma de profundas terrazas.
La pareja se separó en 1968, aunque su relación intelectual continuó desarrollando la renovación del centro de la ciudad de Ivry al sur de París, siendo nombrada arquitecta principal en 1969, tras haber construido ya en la ciudad la Torre Raspail a principios de la década de 1960.
Después de Ivry, Renée Gailhoustet proyectará numerosas viviendas en los suburbios parisinos, continuando su exploración de la arquitectura de la vivienda en varios niveles, equipada con terrazas pero también a veces con patios, con formas poco convencionales. “Vivir es un asunto privado, por lo que es normal que la variedad de individuos responda a múltiples propuestas espaciales”, escribió en 1993 en Eloge du logement.
En un vídeo de 2018 de por la Ordre des architectes, cuando se le preguntó qué aportaba su condición de mujer a su profesión, se mostró escéptica:
Una elección natural para quien estuvo a cargo, a finales de la década de 1960, del plan director del nuevo centro de la ciudad que pretendía crear el municipio gobernado por el partido comunista. Un logro monumental, una combinación de edificios de hormigón con muros y fachadas oblicuas, terrazas verdes, paseos peatonales y equipamientos colectivos mezclados con viviendas.
Un gesto arquitectónico que desarrolló con su compañero Jean Renaudie, que firmó los edificios más emblemáticos, y que algunos olvidaron demasiadas veces a quien allí trabajó igualmente con él a pesar de que él siembre subrayó su realización conjunta, cuyo trabajo fue reconocido finalmente con el Premio de Arquitectura de la Royal Academy, el verano pasado. Fue en una de estas viviendas brutalistas, con ángulos agudos y un exuberante jardín, donde la arquitecta fallecio el miércoles pasado a la edad de 93 años.
Comprometida comunista , se centró en un tema poco reconocido en ese momento: la vivienda social. A los 24 años se incorporó al estudio de Marcel Lods, donde conoció a Jean Renaudie. Vivirán juntos durante quince años, tendrían dos hijas y trabajarián juntos en muchos proyectos. En sus respectivas obras se encuentran pautas comunes: una organización escalonada de las viviendas, una particular atención por la organización dúplex, una voluntad de erradicar los pasillos para proyectar la vivienda en torno a una estancia central, un gran espacio dejado al espacio verde en forma de profundas terrazas.
La pareja se separó en 1968, aunque su relación intelectual continuó desarrollando la renovación del centro de la ciudad de Ivry al sur de París, siendo nombrada arquitecta principal en 1969, tras haber construido ya en la ciudad la Torre Raspail a principios de la década de 1960.
Después de Ivry, Renée Gailhoustet proyectará numerosas viviendas en los suburbios parisinos, continuando su exploración de la arquitectura de la vivienda en varios niveles, equipada con terrazas pero también a veces con patios, con formas poco convencionales. “Vivir es un asunto privado, por lo que es normal que la variedad de individuos responda a múltiples propuestas espaciales”, escribió en 1993 en Eloge du logement.
En un vídeo de 2018 de por la Ordre des architectes, cuando se le preguntó qué aportaba su condición de mujer a su profesión, se mostró escéptica:
«Ha habido una tendencia a decir que las mujeres no hacen el mismo acomodo que las hombres, pero creo que eso no es cierto. Un hombre puede muy bien preocuparse por cómo vive la familia en una casa, no es un privilegio femenino... Si realmente queremos encontrar una diferencia, tal vez sería que discutimos menos en la obra cuando es una mujer que cuando es un hombre. Y de nuevo, no estoy segura...»
Renée Gailhoustet