El proyecto se realizó en diferentes fases que van desde la recuperación a la consolidación, con un tratamiento integrador de los nuevos materiales aportados, con la retirada de importantes rellenos de periodo Carlista que afectaba estructuralmente a la muralla, la recuperación de los restos arqueológicos encontrados, o la creación de un nuevo espacio público.
En la muralla aspillerada, de unos 70 metros de longitud y unos 14 metros de altura en extramuros, se realizó una consolidación estructural, al encontrarse en riesgo de colapso. Extramuros, se han colocado cuatro contrafuertes, reforzando la cimentación.
Descripción del proyecto por Carquero Arquitectura
El criterio general de intervención ha sido el de restaurar y consolidar las fábricas existentes, manteniendo la fisionomía de las fábricas en el estado en que se han encontrado, principalmente en sus coronaciones, oquedades y superficies, evitando la reinterpretación de su estado original.
Para los elementos estructurales necesarios añadidos se ha recurrido a materiales compatibles como el hormigón de cal, con armaduras de acero inoxidable y fibra de vidrio, con tonalidades y texturas que se integran con el resto de la interesante estratigrafía histórica de las fábricas existentes y descubiertas. De la misma forma, para los elementos funcionales necesarios añadidos como las carpinterías, se recurre a acero inoxidable con tratamiento al vapor de titanio, dotándolo de un acabado que se integra con el resto de la intervención.
En el ámbito de la muralla aspillerada, de unos 70 metros de longitud y unos 14 metros de altura en extramuros, el trabajo principal se ha centrado en la consolidación estructural de la misma, al encontrarse en riesgo de colapso, así como la limpieza y restauración de la misma. En extramuros, se han colocado cuatro contrafuertes, reforzando la cimentación mediante la recuperación de terreno exportado así como sellado y consolidación de grietas.
En intramuros, se ha retirado un volumen importante de rellenos de periodo Carlista que afectaba estructuralmente a la muralla, apareciendo numerosos restos arqueológicos, depositados en el Museo del Castillo de Morella, así como el hallazgo de tres hornos de cal, dejando vistos paños de tapial de la muralla que quedaban ocultos. Para la recogida de aguas pluviales, principal causa de las patologías ocasionadas en las fábricas del Castillo, se ha dispuesto de un sistema de pavimentos difusos y canalizaciones que dirigen las aguas a una piscina exterior preexistente.
En la Torre de Sant Francesc se ha recuperado el acceso a la misma mediante la ejecución de la cubierta en su adarve anexo, su peldañeado, y el recrecido del muro exterior semiderruido y su atirantado. Se han restaurado todas sus fábricas, incluidas las de la rampa de acceso a la misma y las de su edificio anexo.
En la zona de la Torre de la Pardala, se ha realizado el vaciado de todo el relleno hasta su cota original para poder impermeabilizar y sistematizar la recogida de aguas en todo su ámbito, ejecutando la cubierta perdida de la misma. Se ha procedido a la restauración de las fábricas exteriores, con curiosos hallazgos como bolas de cañón incrustadas en la Torre, o una cañonera oculta.
En el mismo área, se ha realizado una puesta en valor de las letrinas al vuelo que quedaban desapercibidas, ejecutando una carpintería que permite acentuar y dejar visibles las ménsulas de este importante elemento histórico al ser el punto de entrada en 1838 de las tropas carlistas.