Actualmente, el Pósito, está integrado en el casco urbano de Caniles, ocupando parte de una esquina, en la confluencia de la calles Pósito y Teatro, con tres fachadas a la ciudad y una interior dando a un patio.
El Pósito de Caniles es de planta rectangular, tiene 31 metros de largo por 12,50 metros de ancho, y una altura maxima de 11 metros. Cuenta con tres niveles, dos de ellos sobre rasante, y un sótano.
Se ha recuperado su cubierta deteriorada por las filtraciones de lluvia y formada por rollizos de madera. También se han recuperado los restos de pinturas interiores que estaban en muy mal estado, realizandose trabajos de pavimentación y organizando en la planta baja dos vestíbulos de entrada, cuatro salas, dos escaleras y dos aseos. En la planta alta se encuentran tres salas, de diferentes tamaños.
Rehabilitación del Pósito de Caniles por Antonio García Bueno, Antonio Jiménez Torrecilla. Fotografía por Fernando Alda.
Descripción del proyecto por Antonio Jiménez Torrecillas, Antonio García Bueno, Rafael Romero Quiñones.
Breve reseña histórica
El pósito de Caniles es un edificio elemental de almacenaje del siglo XVIII (1768 dato grafiado en el ladrillo fundacional localizado en las bóvedas existentes). Los cauces de distribución del grano generaba problemas de la distribución de este en algunas regiones, esto motivo que el estado, para resolver estos problemas, declara en 1756 la libertad de precios y la libre circulación de cereales, dando lugar a la construcción de nuevos pósitos, permitiendo así una distribución del grano entre las clases menos pudientes de la sociedad en los momentos de mayor carestía. En el vacio espacial del recinto, ante la presencia de una densa viguería de troncos y un sobredimensionado del espacio, la sorpresa del espectador está asegurada. Esta gran despensa no es más que un poderoso recinto de aire que salva la humedad, un volumen definido por gruesos muros ventilados para almacenar grano y regular la hambruna de la ciudad.
Descripción tipológica
Es una edificación aislada, que ocupa parte de la esquina de una manzana por lo que presenta fachada a dos viales y a un patio en la parte trasera, teniendo su acceso principal por la calle Pósito. Es de planta rectangular de 31,00 x 12,50m y de altura máxima de 11,00m.
Se estructura en torno a un cuerpo central, inicialmente más elevado, generando un eje compositivo simétrico, con las dos alas laterales. En el cuerpo central se sitúa la puerta principal cuya portada es sencilla, con arco elíptico, alfiz y pilastras con escudo borbónico y una ventana sobre ella, tras dicha puerta se ubica un vestíbulo que distribuye los distintos espacios. Este, está coronado por una cubierta a cuatro aguas, en cuyo vértice se localiza una veleta, ya restaurada. El edificio ha sufrido diversas modificaciones a través del tiempo que han ocultado su tipología. Estas alteraciones han ido surgiendo a medida que el edificio era destinado a otras funciones.
En un primer momento cabe pensar que al necesitar más espacio se ampliase la nave lateral izquierda en altura, elevándose incluso por encima del cuerpo principal de entrada que articula las dos naves, dividiéndose a su vez en dos cuerpos, mediante un forjado intermedio.
Rehabilitación del Pósito de Caniles por Antonio García Bueno, Antonio Jiménez Torrecilla. Fotografía por Fernando Alda.
Descripción funcional
El edificio fue concebido como almacén de productos agrícolas perecederos, para ello se intentaba alejar las zonas de almacenaje del suelo con objeto de preservar a los productos de la humedad. Esto lo conseguían obteniendo una cota superior del suelo del edificio mediante su elevación a base de cámaras encañonadas. Por los restos encontrados y tras su lectura, se ha podido constatar que inicialmente contaba, con dos zonas funcionales. Una de carácter administrativo que ocupaba el cuerpo central. En eta zona se sitúa el zaguán de entrada donde se producía el control de la materia a almacenar, dando paso a la zona de acopio que se sitúa en la parte posterior y en la naves laterales a este. El cuerpo central divide en dos plantas conectadas por una escalera que se sitúa en uno de sus laterales, que conecta con la habitación del mayordomo responsable del Pósito.
La nave situada en el ala izquierda, originalmente de la misma longitud que el ala derecha, se amplió en sus dimensiones, ampliándose y sobre elevándose sobre el cuerpo principal donde se sitúa el eje compositivo del edificio, cambiando tanto la imagen, como el volumen exterior del Pósito, se trata de unos volúmenes relativamente impostados en la visión global del inmueble. Todos estos cambios se manifiestan en la fachada, con la formalización y ejecución de los nuevos huecos junto con la modificación de la trama urbana del entorno. Posteriormente se altera la estructura original, pero esta vez de manera burda y traumática, ya que el edificio presentaba en su lateral izquierdo un forjado intermedio y una escalera de acceso añadidas. Además de estas funciones primarias, posteriormente en las estancias del ala izquierda se concentraban otras funciones: un espacio público de reunión, escuela, teatro etc.
Intervención
Partiendo de la idea inicial de Antonio Jimenes Torrecillas y como un homenaje a su valía como arquitecto, hemos intentado sumar nuestra experiencia profesional en el conocimiento del patrimonio y el oficio que da una dilatada carrera en ámbito de la arquitectura, para trasformar el planteamiento inicial, sin perder de vista las virtudes arquitectónicas que él supo ver en el edificio, con la esperanza que Antonio compartiría nuestras decisiones.
La estrategia de intervención va de la mano de los elementos significativos, tanto físicos como simbólicos, que dan crédito a su biografía y al devenir de sus fases constructivas, a sus sucesivos usos y al vacío primitivo que fue la razón de ser de esta construcción. Se trata que el espectador pueda entender parte del proceso de trasformación del edificio y de la recuperación espacial del mismo.
En todo momento aparecen referencias de esa trasformación volumétrica o de uso, con matices en los acabados de los paramentos o con la permanecía de restos de etapas anteriores (pinturas, forjados, texturas etc.) pero sin que se pierda la idea de conjunto, jugando un papel decisivo el tratamiento de la luz, junto con las texturas y acabados.
Es por eso que el edificio se despoja de añadidos y recupera su altura mediante una coalición entre estructuras, donde cada tronco sustenta lo necesario para solventar la esbeltez espacial, destacando la lámina de vidrio que enfatiza, aún más si cabe, el valor permanente de la materia y personalidad de cada uno de estos singulares troncos. La luz artificial también sustenta con sus matices el proceso.