«Pioneras de la arquitectura ecuatoriana» reconstruye la historia desde una nueva perspectiva, a través de la revisión intensiva del pasado en actas de grado de mujeres tituladas entre 1950 y 1980 en las primeras facultades de arquitectura del Ecuador (Quito, Cuenca y Guayaquil), así como su presencia en medios especializados.
La coyuntura actual en plena cuarta ola feminista exige cubrir una deuda: mujeres relevantes se suman al imaginario consolidado de los pioneros para complementar la complejidad del espacio construido, históricamente narrado desde los aportes masculinos.
En 1931 Otilia Plaza ingresa a la Escuela de Arquitectura en Guayaquil, pero no finalizó sus estudios. Ethel Arias, uruguaya, la primera mujer en ejercer la profesión en el país. Cecilia Rosales, colombiana, la primera titulada. Hoy la presencia de un mayor porcentaje de mujeres en las aulas y en la profesión es eminente, pero seguimos las huellas de aquellas contadas arquitectas que transgredieron normas sociales para poder estar en los espacios en los que actualmente nos desempeñamos con relativa naturalidad.
«Pioneras de la arquitectura ecuatoriana» visibiliza a las mujeres que destacaron en proyecto y construcción, academia y teoría, urbanismo y sociedad, patrimonio y restauración. La investigación reivindica la producción intelectual de esta primera generación, destacada principalmente por su producción histórico-teórica. Son pioneras y pensadoras.
La segunda ola feminista de 1970 nos entregó a la sociedad a las primeras arquitectas ecuatorianas. Con este proyecto trabajamos por la responsabilidad sobre el conocimiento historiográfico y reemplazar el minuto de fama por el referente consolidado y así, complementar no sólo el imaginario de la profesión sino la enseñanza en las aulas a través de «nueva» bibliografía.
Páginas interiores. «Pioneras de la arquitectura ecuatoriana, 1930-1980» por Rosero, Freire y Llorca.
El libro como «objeto»
En la actualidad, el rol de un libro físico es mucho más amplio que el de contener información impresa. La nostalgia del olor, la textura, la apropiación del objeto cuando colocamos nuestro nombre sobre la primera página, son cuestiones sensibles pero débiles si no se permiten la unión entre el mundo físico y el virtual. Por esto quienes escribimos «Pioneras» buscamos la manera de fusionar las características del libro como objeto físico y como enlace a plataformas de todo tipo.
De allí surgieron la exposición virtual, el libro en formato digital, videos colgados en la nube, entrevistas, lanzamientos en los dos «mundos», enlaces QR y múltiples vínculos con información que permitieron crear una red amplia de personas interesadas en la investigación, en llevar el libro a otros países e idiomas y sobretodo a entender que la visibilidad de la capa histórica de la participación de mujeres en la arquitectura es una deuda pendiente de muchos lugares.
El ejemplar impreso es la raíz de un árbol de información que crece cada día gracias al formato virtual.