Cuartopiso y Barragán Arquitectos colocan el volumen del edificio en el centro de la parcela, aprovechando su situación en una colonia estratégicamente ubicada. Su orientación en esquina favorece la iluminación y la ventilación natural de las viviendas, permitiendo crear una relación directa con el entorno. El proyecto tiene un programa de doce viviendas cuyo interior se ve protegido y a la vez se prolonga con grandes terrazas y un ecosistema verde propio.
Los materiales utilizados son de la zona, elaborados artesanalmente y por mano de obra local. La energía proviene de paneles solares ubicados en la azotea, zona que sirve como gran colector pluvial, que se conecta con un sistema de almacenamiento de agua de lluvia y filtración directa al subsuelo ubicado en el sótano.
Hacienda Santa Bárbara 107 por Cuartopiso + Barragán Arquitectos. Fotografía por Ariadna Polo.
Hacienda Santa Bárbara 107 por Cuartopiso + Barragán Arquitectos. Fotografía por Ariadna Polo.
Descripción del proyecto por Cuartopiso + Barragán Arquitectos
Querétaro (centro de México) es una ciudad mediana, de clima templado y un hermoso casco histórico. En las últimas cuatro décadas, la zona metropolitana, conformada por cinco municipios, ha tenido un fuerte crecimiento, impulsado por la industria y la calidad de vida –hoy en peligro–.
Fruto de este crecimiento –y por negligencia administrativa y políticas públicas obsoletas, descontextualizadas y desarticuladas–, la mancha urbana ha aumentado 17 veces, y el centro de la ciudad se ha vaciado.
El resultado es evidente: exceso de tráfico vehicular, mala calidad del aire, suburbios cerrados y sin identidad, fragmetación del tejido social, erosión de la tierra, inundaciones en las zonas bajas, reducción de las reservas naturales, carencia de espacios públicos, pésimo transporte público, y un largo etcétera que ha transformado Querétaro: de una ciudad compacta, densa y caminable, a una urbe caótica.
Ante este diagnóstico, y ante la nula oferta de vivienda nueva en la zona céntrica, entendimos la necesidad de construir espacios con identidad, densos y sustentables, que renaturalicen la ciudad con plantas y árboles, y permitan a sus usuarios recorrer el hermoso núcleo de Querétaro a pie y en bicicleta.
Hacienda Santa Bárbara 107 por Cuartopiso + Barragán Arquitectos. Fotografía por Ariadna Polo.
Esto nos guió a seleccionar un terreno baldío, sin vegetación, en una colonia estratégicamente ubicada, madura y con espacio público de calidad: Jardines de la Hacienda, una de las colonias con mayor potencial de revitalización urbana de la ciudad.
La ubicación fue determinante para configurar el programa arquitectónico y la vocación del espacio. Desde la conceptualización, decidimos colocar el volumen en el centro del terreno. A partir de ahí, seleccionamos la orientación para ser capaces de iluminar y ventilar de forma natural todas las viviendas. Esto nos permitió crear una relación directa con el entorno.
Como eje central del proyecto, para los doce apartamentos generamos terrazas con gran apertura y su propio ecosistema verde. Estos espacios exteriores funcionan como una extensión de la sala-comedor y, al mismo tiempo, son una barrera verde que permite mantener la privacidad al interior.
En la fachada, para fraccionar la geometría de la obra, decidimos romper el volumen con losas de hormigón visto como remate, especialmente visible en los departamentos del último nivel, que, con ayuda de los ventanales extendidos hasta las esquinas, expresan un sentimiento de ligereza y apertura.
Hacienda Santa Bárbara 107 por Cuartopiso + Barragán Arquitectos. Fotografía por Ariadna Polo.
La materialidad se traduce a los elementos típicos de la región, con un catálogo que incluye piedra, mármol, hormigón, terrazo, madera y herrería. Con estos materiales respetamos la arquitectura de la zona, valoramos lo natural y recuperamos la manufactura artesanal.
El edificio es eléctrico –libre de energías fósiles–, y tanto las áreas públicas como los departamentos son alimentados por paneles solares ubicados en la azotea, la cual también sirve como un gran colector pluvial, que se conecta con un sistema de almacenamiento de agua de lluvia y filtración directa al subsuelo ubicado en el sótano. Los muros exteriores son dobles –de tabique de ingeniería–, lo que, sumado a la ventilación cruzada y a la barrera vegetal, permite un clima agradable en el interior, sin necesidad de climatización artificial.
La mayoría de los usuarios del edificio han reducido sus traslados en coche, y han optado por moverse a pie, en patineta y en bicicleta. También han cambiado sus hábitos de consumo: de las grandes superficies al comercio local. Poco a poco, el edificio y sus usuarios se han integrado al contexto, como un minúsculo testimonio de que otro Querétaro es posible.