Como huérfano de uno de los 62 caídos, el arquitecto Diego Manuel Novo Menéndez fue el encargado del proyecto del memorial. Con este espera que el monumento se convierta en un símbolo para la ciudad, e invite al visitante a percibir el espacio como una experiencia del legado, y abrazo eterno con Madrid.
Simbolizando la tragedia, el ingreso al monumento se produce a través de dos esbeltos muros de hormigón negro perpendiculares al paseo con un ancho de 31 cm., cada centímetro representa la vida de los 62 caídos, conformando un angosto y dramático pasillo de 14 metros.
Este recorrido conduce al cuadrilátero central que escenifica un espacio abierto y de reflexión, un tributo donde conocer la historia de estos 62 héroes. El muro principal emerge de la tierra con una composición desordenada de 62 perforaciones. Mientras que el muro secundario es la pared de la memoria donde figuran sus nombres, y su historia es descrita.
Axonometría. Memorial a las víctimas del Yak-42 por Diego Manuel Novo Menéndez.
Memorial a las víctimas del Yak-42 por Diego Manuel Novo Menéndez. Fotografía por Javier Bravo.
Descripción del proyecto por Diego Manuel Novo Menéndez
La Guerra de Afganistán fue un conflicto desencadenado tras los ataques del 11-S de 2001. El Ejército estadounidense inició, el 7 de octubre de 2001, la Operación Libertad Duradera bombardeando puestos talibanes.
La OTAN encargó acciones militares bajo el mandato de las Naciones Unidas, quienes autorizaron la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) para ayudar a los afganos a mantener la seguridad de Kabul. España, como miembro de la OTAN, aprobó el envío de tropas el 27 de diciembre de 2001.
Un año y medio después, el 26 de mayo de 2003, una aeronave civil rusa (Yak-42) transportaba a 62 militares españoles de vuelta a España, tras cuatro meses de misión ISAF en Afganistán y Libertad Duradera en Kirguizistán. El avión se estrelló junto sus 13 tripulantes ucranianos cerca de la ciudad turca de Trebisonda. Sus 75 ocupantes fallecieron en la catástrofe.
Después de 14 años y numerosos procesos judiciales, el Consejo de Estado (máximo órgano consultivo del Gobierno español), responsabilizó por primera vez al Ministerio de Defensa por la mayor tragedia el Ejercito en tiempos de paz.
Días después, el 28 de febrero de 2017, el Pleno del Ayuntamiento de Madrid aprobó unánimemente la construcción de un monumento en memoria de los 62 héroes.
El arquitecto Diego Manuel Novo Menéndez fue encargado del diseño del memorial. El proyecto fue donado, porque es huérfano de uno de los caídos, el Teniente Coronel Novo fallecido a los 40 años.
Caminando por el Paseo de Camoens del Parque del Oeste de Madrid, nos encontramos con dos esbeltos muros de hormigón negro perpendiculares. Simbolizan la tragedia, cada muro tiene un ancho de 31 cm., cada centímetro representa la vida de los 62.
Al entrar, te encuentras en un angosto y dramático pasillo de 14 metros, llamado recorrido hacía la verdad. Los muros negros flanquean el recorrido hacía la plaza donde el visitante siente angustia, dolor, silencio, miedo, oscuridad, preguntas sin respuestas... todo lo que ese 26 de mayo representó para nosotros. Sin embargo, en la plaza llega la luz al final del túnel, denota el largo camino para descubrir la verdad que sus familias comenzaron aquel maldito día.
El cuadrilátero central escenifica un espacio de vida, reflexión y tributo, donde conoceremos su historia. Los cuatro bloques ortogonales de hormigón que lo componen tienen un ancho de 62 cm. homenajeando a nuestros héroes.
Dos bancos se posicionan en forma de simétrica a los dos muros blancos. El visitante se sienta para pensar, rezar, hablar… sentirse más cerca de las víctimas en este lugar de encuentro.
El muro principal emerge de la tierra tiene 62 perforaciones, los huecos personifican el vacío que dejaron en nuestros corazones.
- Burgos.- 20 pequeños prismas verticales
- Valencia.- 13 grandes prismas verticales
- Madrid.- 7 primas horizontales
- Sevilla.- 1 pequeño cubo
La composición desordenada del horadado transmite su diversidad. Diferentes pero unidos por su amistad sin importar edad, raza, origen, o rango, que los militares forjaron durante su misión de paz, y que sus familias continúan como legado.
Nunca podremos rellenar estos huecos, sin embargo, sus ausencias son desveladas por la luz cuando miramos a través. Cada vez que contemplamos las perforaciones serán diferentes, hay un jardín vivo con la arboleda en retaguardia, como ellos están vivos entre nosotros.
El muro secundario es la pared de la memoria donde figuran sus nombres, y su historia es descrita. Adjunto a este, hay un pequeño podio con el poema dedicado por la madre de otro de los caídos, el comandante González.
Se espera que este monumento se convierta en un lugar simbólico para la ciudad, e invite al visitante a percibir el espacio como una experiencia de su legado, y como un abrazo eterno con Madrid.
La muerte no existe, solo aquellos que son olvidados mueren, que este memorial sirva para mantener viva su heroica historia, como tributo a los que hoy no pueden estar con nosotros.
