El Edificio Castelar de Rafael de La-Hoz Arderius y Gerardo Olivares, construido originalmente entre 1977 y 1983, fue remodelado por el hijo del autor, Rafael de La-Hoz Castanys en 2011.
Presenta algunas características interesantes que lo hacen único entre los edificios modernos de Madrid. Su estructura de pescante elimina de la planta pilares y servicios, y su doble piel de vidrio ayuda con el control del clima. El edificio se conecta a la calle a través de un plinto de travertino, y tallado en él, un alto hall de entrada de piedra, iluminado desde arriba por un gran tragaluz nos conduce al interior.
Descripción del proyecto por Rafael de La-Hoz Castanys
Después de más de 20 años construido, el Edificio Castelar ha requerido de una reforma para la actualización de sus instalaciones, optimización para el uso de oficinas, adecuándose a la vez a las normativas vigentes, básicamente al Nuevo Código Técnico de la Edificación.
Por su ubicación dentro del Conjunto Histórico de la Villa de Madrid, y dado que se usaron técnicas absolutamente innovadoras para su tiempo, como fue el uso del vidrio como instrumento de control climático o el singular planteamiento estructural (estructura suspendida, excéntrica y de tipo pescante), el edificio Castelar es considerado una obra destacada de D. Rafael de La-Hoz Arderius, Medalla de Oro de Arquitectura del año 2000.
El núcleo de comunicaciones verticales abandona su posición habitual en este tipo de torres para situarse al exterior y tomar la forma de un pescante para suspender estructuralmente el volumen construido. La planta queda así libre de pilares y servicios, y adicionalmente el volumen aparece ingrávido como un prisma de cristal flotando sobre el cuerpo basamental.
Novedosamente también este volumen se reviste con un doble muro de vidrio mateado que por efecto contrainvernadero, solventa los problemas de insolación de los muros cortina, acentúa la ligera transparencia de la torre y contribuye a su percepción como masa que no pesa.