El edificio, con sus apenas trescientos metros cuadrados cubiertos, se construye en piedra caliza de la zona y se complementa con madera y hormigón lavado. Estos materiales generan un interesante juego arquitectónico que enlaza la actividad característica del municipio, labrar la piedra calcárea de las proximidades, complementándola con materiales más modernos.
El estudio que ha intervenido en numerosas ocasiones en este contexto, tiene otro interesante proyecto en esta zona, las piscinas municipales en Castromonte, que muestran como la arquitectura moderna puede dialogar con la tradicional, para reactivar y recuperar estos municipios.
Casa Consistorial en Valverde de Campos por Óscar Miguel Ares. Fotografía por Gabriel Gallegos Alonso.
Descripción del proyecto por Óscar Miguel Ares
Valverde de Campos es un pequeño municipio de los Montes Torozos, a poco más de una veintena de kilómetros de Valladolid. Tiene poco más de un centenar de habitantes y decidió invertir los excedentes producidos por los parques eólicos en una estructura de servicios que a su vez fuese Casa Consistorial, teleclub – incluyendo cafetería – centro médico y centro de atención a los mayores; un edificio con apenas poco más de trecientos metros cuadrados cubiertos pero conectado por plazas y calles interiores.
La construcción, se concibe como una calle con soportales. El edificio soluciona un problema urbano al conectar, en su parte superior, un espacio urbano en fondo de saco con, en su parte inferior, la plaza mayor. Su recorrido interior se realiza a través de calles – unas veces cubiertas otras soportadas – y una pequeña plaza intermedia sobre la que vuelcan las puertas de los distintos usos que componen la construcción. De esta manera, el edificio se complejiza, convirtiéndose no sólo en una estructura de equipamiento sino en una pequeña ciudad; haciendo buenas las palabras de Aldo Van Eyck de una ciudad en un edificio o un edificio en una ciudad.
Casa Consistorial en Valverde de Campos por Óscar Miguel Ares. Fotografía por Gabriel Gallegos Alonso.
La piedra se erige como protagonista tectónico del edificio y como recurso de identidad. El municipio erigió su historia labrando la piedra calcárea de las proximidades; desde sus fuentes, iglesia, casonas y ahora su nueva Casa Consistorial. La identificación con la comunidad debía realizarse a partir de los elementos más significativos, esperando su aceptación y acogimiento. La piedra, ejerce esa función, además elegida y seleccionada en los alrededores del pueblo. Economía de proximidad, que no es ningún descubrimiento para los habitantes que tiñen la cara con las arrugas del tiempo. Complementariamente a la piedra, la madera o el hormigón lavado ejercen su manifiesta voluntad porque el edificio navegue entre la tradición y la modernidad.
Al igual que en otros municipios, en medio de la España menos poblada, la construcción de un equipamiento trasciende la función lúdica que pueda tener en las ciudades para convertirse en una dinamo contra la despoblación. No tanto para atraer nuevos moradores, sino más bien para evitar que se pierdan más. Servicios, que tal vez sean más necesarios en el ámbito rural, abandonado, que en los grandes núcleos de población. Es en estos pueblos donde la construcción – así debe denominarse por convertirse en un acontecimiento – trasciende el concepto de edificio para convertirse en lugares donde ejercer la vida en comunidad. En ellos todo puede pasar, son soportes para la esperanza.