La potente estructura y la materialidad del hormigón están presentes en todo el proyecto, pero aparecen de manera representativa en la nueva bodega de curado y catas del centro, donde los muros bañados por la luz cenital y rasante dan lugar a una atmósfera mística que ennoblece el lento proceso de curación del jamón.
Campus del Jamón Monte Nevado por Sánchez Gil Arquitectos. Fotografía por Pedro Albornoz.
Descripción del proyecto por Sánchez Gil Arquitectos
La empresa Monte Nevado planteó la necesidad de realizar un nuevo Centro de Recepción de Visitantes en sus instalaciones de Carbonero el Mayor (Segovia), a modo de puerta de acceso a sus bodegas de curación, que funcionara a su vez como Campus vinculado a numerosas actividades formativas relacionadas con el conocimiento de los procesos y técnicas de curación del jamón.
En un entorno marcadamente industrial, se propuso un edificio que mirara a su interior, capaz de crear un paisaje propio y que por el contrario muestra una austera y singular volumetría ausente de huecos aportando solemnidad y rotundidad al conjunto, de manera similar a las geodas.
Campus del Jamón Monte Nevado por Sánchez Gil Arquitectos. Fotografía por Pedro Albornoz.
Desde la absoluta modernidad, el patio retoma la tradición más profunda de la arquitectura hispanomusulmana sirviendo de antesala al ingreso y corazón del proyecto, un vacío al que se vuelcan las estancias entendidas como espacios diáfanos en los que se potencia la relación interior-exterior a través de grandes paños acristalados tamizados por una estructura de potentes lamas verticales de hormigón prefabricado y que pueda ser utilizado como lugar de esparcimiento en días de grandes eventos.
El otro elemento protagonista de la propuesta es la nueva bodega representativa, concebida a modo de Naos, donde la potente estructura y la materialidad de los muros de hormigón bañados por la luz cenital y rasante, crean una atmósfera mística que ennoblece el lento proceso de curación.
Campus del Jamón Monte Nevado por Sánchez Gil Arquitectos. Fotografía por Sánchez Gil Arquitectos.
Se propone una volumetría ascendente fruto de la sección de un plano inclinado con la forma resultante de la planta (trazas de elipses y arcos de circunferencias). De este modo las estancias que se sitúan más cerca del acceso (cocina-bodega y aula para 100 personas) gozan de mayor altura y potencian la imagen proyectada al exterior del conjunto. Es en el patio donde esta volumetría cobra más significación adquiriendo un sentido ascendente a modo de caracola, a donde se accede desde una singular boca de acceso, una ola petrificada de hormigón que sirve de hito y reclamo al visitante, una cueva a través de la cual se vislumbra el espacio ajardinado del pabellón.