Chillida
Eduardo Chillida (San Sebastián, 10 de enero de 1924 - San Sebastián, 19 de agosto de 2002) fue un escultor y grabador español conocido por sus trabajos en hierro y en hormigón, destacado continuador de la tradición de Julio González y Pablo Picasso. Antes de dirigir su atención al dibujo y estudiar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, se matriculó en Arquitectura en la Universidad de Madrid, carrera que abandonó.
El interés inicial de Chillida por la arquitectura tendría un efecto prolongado en su desarrollo como artista, su comprensión de las relaciones espaciales y, en particular, su deseo de hacer visible el espacio teniendo en cuenta las formas que lo rodean. El año 1950 es también la fecha de su primera exposición, Les mains éblouis, en la Galería Maegth, y marca el comienzo de la longeva relación con su amigo y galerista Aimé Maeght.
Chillida es sumamente célebre por su forma de plantear la obra pública monumental. Su primer gran encargo llegó al comienzo de su trayectoria cuando, en 1954, realizó las cuatro puertas del Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu. Otro encargo público clave fue un monumento a Sir Alexander Fleming, que realizó para la ciudad de San Sebastián pero no llegó a instalarse.
El año 1958 fue clave para Chillida a nivel expositivo, ya que representó a España en la Bienal de Venecia y recibió el Gran Premio Internacional de Escultura, el primero de los numerosos galardones y reconocimientos públicos de su trayectoria. También fue el año en que expuso por primera vez en el Solomon R. Guggenheim Museum como parte de Sculpture and Drawings from Seven Sculptors (Escultura y dibujos de siete escultores). En ese momento, Chillida comienza una serie de esculturas tituladas Rumor de límites, labradas en hierro y acero. En ellas los elementos geométricos se transforman en estructuras que desafían la gravedad, lo cual les otorga a la vez un carácter escultural y arquitectónico. En realidad estos tótems tienen su origen en el dibujo y, junto a la serie Ikaraundi (Temblor), de 1957, surgieron a partir de los bosquejos gestuales, minimalistas y abstractos que Chillida creó a mediados de los 50.
En 1963, emprendió un periodo de exploración con numerosos viajes a Umbría, Roma, la Toscana y la Provenza. Como resultado de ello, se despertó en Chillida un interés por la interacción entre luz y arquitectura, que ya nunca le abandonaría. Esto le condujo a empezar a trabajar con alabastro, un material que atraía al artista por sus cualidades traslúcidas y lumínicas. La primera obra que creó con este material fue Homenaje a Kandinsky (1965).
En 1968, el escultor conoció al filósofo alemán Martin Heidegger y, un año después, colaboró con él en una versión ilustrada de su texto, Die Kunst Und Der Raum. Ambos concebían el espacio como un medio material de contacto relacional y entendían la escultura como una manera de expresar el lugar de cada ser humano en el mundo y fue precisamente la consideración de “lugar” fundamental en en la obra pública monumental de Chillida.
Un emblemático encargo para el artista fue su Peine del viento XV, instalado en 1977 en Donostia-San Sebastián, su lugar de nacimiento. La obra se eleva sobre las olas en el extremo occidental de la bahía de La Concha y consiste en tres grandes piezas de acero, de once toneladas cada una, incrustadas en las rocas. Chillida concibió este trabajo en relación al horizonte y al mar, dos elementos que retomó frecuentemente a lo largo de su trayectoria.
Entre sus múltiples encargos públicos cabe destacar otros proyectos innovadores, como su colaboración con el arquitecto Luis Peña Ganchegui para crear la Plaza de los Fueros de Vitoria - Gasteiz, así como su monumento de 1988 en Guernica. En 1987 la ciudad de Barcelona encargó Elogio del agua para el Parque de la Creueta del Coll.
La obra de Eduardo Chillida ha sido objeto de numerosas exposiciones y retrospectivas internacionales, como las del Museo de Bellas Artes de Houston (1966); el Carnegie Institute, de Pittsburgh (1979); la National Gallery of Art de Washington (1979); el Museo Guggenheim de Nueva York (1980); el Palacio de Miramar, en Donostia-San Sebastián (1992); el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid (1999) y el Martin-Gropius-Bau de Berlín (1991).
Chillida fue galardonado en numerosas ocasiones tanto a nivel nacional como internacional. Recibió el Gran Premio Internacional de Escultura de la Bienal de Venecia (1958), el Premio Kandinsky (1960), el Premio Carnegie de escultura (1964), el Premio Rembrandt de la Fundación Goethe (1984), el Premio Andrew Mellon (1978, junto a Willem de Kooning), el Gran Premio de las Artes de Francia (1984), la Orden pour le Mérite für Wissenschaften und Künste (1987), el Praemium Imperiale de la Asociación Japonesa de Arte (1991), y el Premio Jack Goldhill de la Real Academia de las Artes de Londres (1996), entre otros.
El interés inicial de Chillida por la arquitectura tendría un efecto prolongado en su desarrollo como artista, su comprensión de las relaciones espaciales y, en particular, su deseo de hacer visible el espacio teniendo en cuenta las formas que lo rodean. El año 1950 es también la fecha de su primera exposición, Les mains éblouis, en la Galería Maegth, y marca el comienzo de la longeva relación con su amigo y galerista Aimé Maeght.
Chillida es sumamente célebre por su forma de plantear la obra pública monumental. Su primer gran encargo llegó al comienzo de su trayectoria cuando, en 1954, realizó las cuatro puertas del Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu. Otro encargo público clave fue un monumento a Sir Alexander Fleming, que realizó para la ciudad de San Sebastián pero no llegó a instalarse.
El año 1958 fue clave para Chillida a nivel expositivo, ya que representó a España en la Bienal de Venecia y recibió el Gran Premio Internacional de Escultura, el primero de los numerosos galardones y reconocimientos públicos de su trayectoria. También fue el año en que expuso por primera vez en el Solomon R. Guggenheim Museum como parte de Sculpture and Drawings from Seven Sculptors (Escultura y dibujos de siete escultores). En ese momento, Chillida comienza una serie de esculturas tituladas Rumor de límites, labradas en hierro y acero. En ellas los elementos geométricos se transforman en estructuras que desafían la gravedad, lo cual les otorga a la vez un carácter escultural y arquitectónico. En realidad estos tótems tienen su origen en el dibujo y, junto a la serie Ikaraundi (Temblor), de 1957, surgieron a partir de los bosquejos gestuales, minimalistas y abstractos que Chillida creó a mediados de los 50.
En 1963, emprendió un periodo de exploración con numerosos viajes a Umbría, Roma, la Toscana y la Provenza. Como resultado de ello, se despertó en Chillida un interés por la interacción entre luz y arquitectura, que ya nunca le abandonaría. Esto le condujo a empezar a trabajar con alabastro, un material que atraía al artista por sus cualidades traslúcidas y lumínicas. La primera obra que creó con este material fue Homenaje a Kandinsky (1965).
En 1968, el escultor conoció al filósofo alemán Martin Heidegger y, un año después, colaboró con él en una versión ilustrada de su texto, Die Kunst Und Der Raum. Ambos concebían el espacio como un medio material de contacto relacional y entendían la escultura como una manera de expresar el lugar de cada ser humano en el mundo y fue precisamente la consideración de “lugar” fundamental en en la obra pública monumental de Chillida.
Un emblemático encargo para el artista fue su Peine del viento XV, instalado en 1977 en Donostia-San Sebastián, su lugar de nacimiento. La obra se eleva sobre las olas en el extremo occidental de la bahía de La Concha y consiste en tres grandes piezas de acero, de once toneladas cada una, incrustadas en las rocas. Chillida concibió este trabajo en relación al horizonte y al mar, dos elementos que retomó frecuentemente a lo largo de su trayectoria.
Entre sus múltiples encargos públicos cabe destacar otros proyectos innovadores, como su colaboración con el arquitecto Luis Peña Ganchegui para crear la Plaza de los Fueros de Vitoria - Gasteiz, así como su monumento de 1988 en Guernica. En 1987 la ciudad de Barcelona encargó Elogio del agua para el Parque de la Creueta del Coll.
La obra de Eduardo Chillida ha sido objeto de numerosas exposiciones y retrospectivas internacionales, como las del Museo de Bellas Artes de Houston (1966); el Carnegie Institute, de Pittsburgh (1979); la National Gallery of Art de Washington (1979); el Museo Guggenheim de Nueva York (1980); el Palacio de Miramar, en Donostia-San Sebastián (1992); el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid (1999) y el Martin-Gropius-Bau de Berlín (1991).
Chillida fue galardonado en numerosas ocasiones tanto a nivel nacional como internacional. Recibió el Gran Premio Internacional de Escultura de la Bienal de Venecia (1958), el Premio Kandinsky (1960), el Premio Carnegie de escultura (1964), el Premio Rembrandt de la Fundación Goethe (1984), el Premio Andrew Mellon (1978, junto a Willem de Kooning), el Gran Premio de las Artes de Francia (1984), la Orden pour le Mérite für Wissenschaften und Künste (1987), el Praemium Imperiale de la Asociación Japonesa de Arte (1991), y el Premio Jack Goldhill de la Real Academia de las Artes de Londres (1996), entre otros.
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NombreEduardo Chillida
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Nacimiento1924 - 2002
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Lugar de nacimientoSan Sebastián, España.