Con los 150 años de vida de la Academia de España en Roma, se celebran también los 10 primeros años de la entrada del cómic entre las disciplinas que acoge la beca. Un medio visual con una capacidad única de alcance popular y a la vez un campo de difícil definición tratándose de un dispositivo espacio-temporal que, en solo dos dimensiones, registra tiempo, espacio, historias, deseos.
En esta década 6 autoras y 11 autores españoles y latinoamericanos entraron con esta beca - TYTO ALBA (Badalona, 1975), CARLA BERROCAL (Madrid, 1983), ANA BUSTELO (Palencia, 1982), JOAN CASARAMONA (Barcelona, 1988), MIGUEL CUBA (Lugo, 1982), YEYEI GÓMEZ (Madrid, 1993), JULIA HUETE (Ourense, 1990), MARTÍN LÓPEZ LAM (Lima, 1981), LOS BRAVÚ. DEA GÓMEZ (Salamanca, 1989) + DIEGO OMIL (Pontevedra, 1988), ÁLVARO ORTIZ (Zaragoza, 1983), FEDERICO PAZOS (Buenos Aires, 1980), BRAIS RODRÍGUEZ (Boiro, 1980), JAVIER SAEZ CASTÁN (Huesca, 1964), ANTONIA SANTOLAYA (Ribafrecha, 1966), JOAQUÍN SECALL (Salamanca, 1973) y ADOLFO SERRA (Teruel, 1980)- y entrelazaron su carrera artística con el paso por Roma y la Academia. Conviviendo junto a otras disciplinas, en un contexto único, tantearon sus límites de expresión a través de un proyecto personal.
Estas 17 miradas vuelven a la Academia para recordar, contar, reflexionar sobre lo que implica vivir y crear en esta colina Romana: un antiguo convento en un monte de oro que se convierte en un centro de residencias artísticas que envuelve un Templete. La Academia de España en Roma es también un generador de historias: cada año, un nuevo grupo la habita, creando mientras vive y ama sus espacios.
La exposición ocupa tres espacios de convivencia de la Academia: un claustro, un salón y una terraza. En el claustro, lugar clave, un libro extendido en tableros de dibujo recoge ese regreso a la Academia con una mirada de presente. El salón, un gabinete expositivo, es un lugar de recuerdo de las obras que nacieron durante su estancia romana. La terraza, que mira a la ciudad, es una celebración de la Roma constantemente observada, desde el Gianicolo hasta espacios como el Forte Prenestino (con su festival de cómic CRACK!); se convierte en una invitación a las historias futuras que no dejarán de llegar.