Si todavía no habéis mandado vuestra foto para participar en el concurso que celebra Metalocus junto con Taschen tenéis hasta el 23 de mayo.
Wiener Werkstätte (Taller de Viena) reúne las señas de identidad de un movimiento creativo moderno. Fundado en 1903 por Josef Hoffmann, Koloman Moser y Fritz Waerndorfer, esta alianza progresiva de artistas y diseñadores estaba especialmente interesada en desafiar a la sociedad industrializada con el trabajo artesano individual y en aportar las distintas facetas de la vida a la obra de arte coherente y elegante.
En sus orígenes, el taller sólo contaba con tres salas pequeñas, pero pronto ocupó todo un edificio de tres plantas en el que había departamentos especializados en metalistería, curtiduría y carpintería, así como un encuadernador y una tienda de pintura. Los artistas experimentaban con materiales diversos, como oro, piedras preciosas y papel maché, y aplicaban sus diseños sencillos, a menudo geométricos, a la cerámica, los tejidos, la tipografía, la decoración, los muebles y la moda. Gracias a los encargos arquitectónicos, como el Sanatorio Purkersdorf y el Palacio Stoclet de Bruselas, el grupo pudo materializar su ideal de la obra de arte total (Gesamtkunstwerk), en el que cada detalle del entorno se diseñaba como parte integral de un todo coordinado.
Aunque el taller sólo estuvo abierto 30 años, disfrutó de un éxito comercial abrumador, con tiendas en Karlsbad, Marienbad, Zúrich, Nueva York y Berlín. Además, consiguió diseños de los artistas más ilustres de la época, incluidos Gustav Klimt, Oskar Kokoschka y Egon Schiele. En la actualidad, el Taller de Viena mantiene su prestigio por su enfoque global del trabajo artístico y su influencia estilística en el art déco y la Bauhaus.
Wiener Werkstätte (Taller de Viena) reúne las señas de identidad de un movimiento creativo moderno. Fundado en 1903 por Josef Hoffmann, Koloman Moser y Fritz Waerndorfer, esta alianza progresiva de artistas y diseñadores estaba especialmente interesada en desafiar a la sociedad industrializada con el trabajo artesano individual y en aportar las distintas facetas de la vida a la obra de arte coherente y elegante.
En sus orígenes, el taller sólo contaba con tres salas pequeñas, pero pronto ocupó todo un edificio de tres plantas en el que había departamentos especializados en metalistería, curtiduría y carpintería, así como un encuadernador y una tienda de pintura. Los artistas experimentaban con materiales diversos, como oro, piedras preciosas y papel maché, y aplicaban sus diseños sencillos, a menudo geométricos, a la cerámica, los tejidos, la tipografía, la decoración, los muebles y la moda. Gracias a los encargos arquitectónicos, como el Sanatorio Purkersdorf y el Palacio Stoclet de Bruselas, el grupo pudo materializar su ideal de la obra de arte total (Gesamtkunstwerk), en el que cada detalle del entorno se diseñaba como parte integral de un todo coordinado.
Aunque el taller sólo estuvo abierto 30 años, disfrutó de un éxito comercial abrumador, con tiendas en Karlsbad, Marienbad, Zúrich, Nueva York y Berlín. Además, consiguió diseños de los artistas más ilustres de la época, incluidos Gustav Klimt, Oskar Kokoschka y Egon Schiele. En la actualidad, el Taller de Viena mantiene su prestigio por su enfoque global del trabajo artístico y su influencia estilística en el art déco y la Bauhaus.