La vivienda se compone de grandes huecos que se rematan con carpintería de madera y paredes blancas. La diafanidad y el tratamiento del paso de luz es de gran importancia en el espacio interior, su control permite que la relación entre los espacios que se generan sea percibida tanto de manera visual como corpórea.
Descripción del proyecto por MGM Arquitectos.
Un cuerpo atraviesa los espacios, introduciendo la vida más allá de la memoria y de la geometría de los mismos. Los taladros ejecutados sobre los suelos, techos y paredes mostraban la memoria como libertad, y no como clausura o ensimismamiento. Algo de esto es lo que pretendía Gordon Matta-Clark en sus “Splitting, cutting, writting, drawing…”. Él supo asociar memoria y espacio sin necesidad de recurrir al lenguaje de los objetos, ni a las narraciones prendidas de ninguna pared: sólo recurrió a la relación entre los espacios y los cuerpos.
Intervenir en una casa preexistente, debería ser experimentar un tiempo nuevo, se trataría de habilitar cuerpos y espacios al mismo tiempo. Espacios redefinidos por las acciones desarrolladas durante la vida cotidiana. Idas y vueltas. Anatomía de un espacio. Este proyecto-obra se inicia al tener que taladrar un muro medianero que comparten dos casas en el centro histórico de Sevilla, con el objetivo de hacer viable funcionalmente la ampliación de una casa hacia la otra. Por otro lado se establece una conexión en la planta baja entre dos calles (Calle Palacios Malaver y Calle Peris Mencheta), iniciando de esta manera una travesía mitad doméstica, mitad urbana que irá cambiando con el tiempo. Casi todo el proyecto ha consistido, tanto en la etapa del dibujo como en la de la obra, en “ir de visita” de una casa a la otra y viceversa. Cuando vamos de visitas somos recibidos, y en cierto modo, realojados. Una casa tenía que ser realojada en la otra.
A través de los pasos de un lado hacia el otro de cada casa, se iba configurando entre ambas una especie-espacio de umbral. Este umbral es el que hemos querido que se viva en cada tránsito interior, en cada cruce de una estancia hacia las otras. Sea cual sea la casa de origen, la otra se convierte en su umbral, en espacios de recibimiento. Una casa sirve de recibimiento a la otra, transformándose en una memoria de los que vienen. Desde este umbral, una linterna vertical, capturada del recuerdo de los vestíbulos de las madrazas de la arquitectura islámica, se convierte en un ojo indiscreto por el que pasan todas las vidas: de una casa hacia la otra. Estancias: Viéndolas venir. La linterna es el fondo de escena para las nuevas estancias, además de su preámbulo. Un deambulatorio encajado entre el muro de una casa y otra. Se rehabilitan los muros de las antiguas casas para configurar 3 estancias autónomas superpuestas, que se asoman de modo diferente a la calle. La relación de estas estancias con la calle organiza el programa. En la estancia inferior se sitúa un dormitorio estudio y en la superior se conforma una pareja de estancias entrelazadas, en las que se presta especial atención al entorno patrimonial visible desde el interior. Estas tres estancias no proponen un espacio fluido, moderno, si no que pretenden estabilizar los momentos a la espera de los acontecimientos domésticos.
A partir de las vidas que transcurran a través de estos lugares, cruzando de una casa a otra, mirando a través de los pasos, a través de las ventanas, irán apareciendo espontáneamente los residentes, cruzando las miradas y los saludos, casi como esperando: “viéndolas venir”. Esta casa se habitará para una pareja y sus dos hijas. De tanto en tanto negocian quien ocupa qué lugar, donde ocurrirá el próximo encuentro.