El edificio ha pasado por diferentes etapas desde su construcción como baño islámico, pasando posteriormente a ser integrado en una casa patio como espacio doméstico, y ser nuevamente. recuperado y puesto en valor por Leopoldo Torres Balbás que lo expropia para intentar recuperar su estado original.
Con la tranquilidad, experiencia y sensibilidad a la que este arquitecto nos tiene acostumbrados, el proyecto se centra en la relación de sus ocupantes y visitantes con el espacio, para conseguir convertirlo en un lugar relevante. La intervención realza el paso del tiempo a través de tres ventanas de distintas épocas y estilos que articulan un paseo emocional por la historia de este casi místico espacio. Al final del recorrido museográfico, centrado en la figura de Ángel Barrios, nos encontramos con un gran ventanal-mirador que actúa dualmente, prolongando la presencia del jardín y la alberca en el interior de las estancias, y proyectando la atmósfera interior en el exterior.
La intervención ha sido posible gracias a que la Alhambra siempre "ha estado viva", como comentaba recientemente Juan Domingo Santos, lo que ha asegurado su supervivencia. Su ocupación, el haber sido vivida y habitada, ha implicado también transformaciones, capas de tiempo, todas relevantes, que nos hablan del movimiento que un edificio tan singular ha experimentado a lo largo de su historia.
«La familia Barrios se traslada en 1882. Eran grandes músicos y su casa se convierte en el centro de la alta cultura y de la cultura popular. Eran habituales Manuel de Falla y Federico García Lorca, junto a los cantaores más reconocidos de la ciudad de entonces. Fue allí donde se urdió el Concurso de Cante Jondo, del que el año próximo se celebrará el primer centenario. Yo quería que en aquellos muros resonara todo aquello. Ha sido un reto y a la vez un proyecto maravilloso tratar de ordenar esa suerte de lecturas superpuestas y que el espacio acabe por expresarlas.»
Descripción del proyecto por Juan Domingo Santos
La conquista cristiana de la Alhambra en 1492 supuso la transformación de algunas de sus arquitecturas en casas particulares. En el caso del Baño de la Mezquita, la construcción islámica fue radicalmente adaptada a casa patio con un jardín emplazado sobre restos arqueológicos. Entre 1883 y 1934 la familia Barrios se instaló en este lugar convertido en espacio de encuentro de artistas, poetas y músicos como Sargent, Lorca o Falla, foco cultural de la vida de la ciudad y de la Alhambra antes de la reconstrucción del Baño islámico realizado por Torres Balbás a inicios del siglo XX en un proceso de restitución histórica del Monumento.
En este histórico espacio rodeado de jardines se ha llevado a cabo una intervención que relaciona las antiguas construcciones medievales, otras más recientes, un jardín arqueológico y los restos de un patio junto a objetos domésticos, instrumentos, sonidos y composiciones musicales que prolongan la memoria hasta el presente. La recuperación está basada en la interpretación diacrónica de la historia de este ámbito y sus transformaciones a través del valor de las preexistencias arquitectónicas, los objetos y su dimensión artística e interpretativa. La música del artista Ángel Barrios, el piano y la guitarra, fotografías y objetos familiares dispuestos junto al muro medieval del Baño constituyen un escenario de elementos diversos que evocan la historia de este espacio y sus transformaciones a lo largo de la historia. La intervención incorpora un jardín arqueológico con una alberca de agua de un antiguo palacio islámico que se pretende recuperar para la visita pública y la celebración de veladas musicales en continuidad con los jardines de El Partal.
La intervención se inicia con un recorrido que relaciona los espacios del Baño, el patio de la casa y la visión del jardín arqueológico en este orden secuencial, haciendo visibles los tres elementos más significativos del lugar. Tres ventanas de distintas épocas y estilos articulan un paseo emocional por la historia de este espacio. Al final del recorrido un gran ventanal-mirador junto a una alfombra con el dibujo del baño islámico y el piano del músico prolonga la presencia del jardín y la alberca al interior de las estancias.