
La propuesta de Martino Picchedda convierte las ruinas en el punto focal del proyecto. Los muros preexistentes enmarcan el espacio público del patio como un escenario, transformándolo en una plaza de exposición pública. La intervención define el espacio vacío del patio y resalta la materialidad minimalista de las paredes de yeso a base de cal.
En el patio se emplea un pavimento tradicional que rinde homenaje a la memoria de los patios sardos, mientras que en el interior de la intervención se coloca un suelo de basalto con juntas de drenaje que canalizan el agua a través de una serie de tuberías. Las baldosas de piedra originales se reintegran, creando una continuidad entre ambos espacios.
El proyecto toma como inspiraciones los dibujos visionarios de Piranesi y la poesía material de Gibellina de Alberto Burri, centrándose en la materialidad y la memoria para generar un lugar de encuentro donde historia y contemporaneidad puedan coexistir.

Casa de las Tradiciones en Simala por Martino Picchedda. Fotografía por Cédric Dasesson.
Descripción del proyecto por Martino Picchedda
Enclavado en el corazón de Cerdeña, a 45 kilómetros de Oristano, el pequeño pueblo agrícola y pastoral de Simala conserva una profunda conexión entre el pasado y el futuro. En su núcleo se encuentra una notable intervención arquitectónica: un proyecto que abraza la poética de las ruinas al tiempo que celebra su valor simbólico.
Comisariada por el joven arquitecto Martino Picchedda, esta iniciativa demuestra cómo un enfoque sensible y contemporáneo puede transformar las estructuras históricas en catalizadores de la regeneración social y cultural.

Un legado del siglo XIX reinventado
En el corazón de Simala, un edificio con patio del siglo XIX, que en su día fue la residencia de un terrateniente y el centro de la actividad agrícola, se ha reinventado como espacio de exposición pública. Interpretando respetuosamente el paso del tiempo, el proyecto ve las huellas arquitectónicas como narrativas en capas, tejiendo la memoria en el tejido de la modernidad.
Redescubriendo las ruinas: el poder evocador de la decadencia
La intervención comienza con un delicado proceso de develamiento. La vegetación crecida y las décadas de polvo se eliminan, no como simples actos funcionales sino como gestos simbólicos, revelando el potencial latente del sitio. Las ruinas, antes vistas como reliquias, se convierten en el punto focal del diseño, contando historias a través de su presencia duradera. Los muros sobrevivientes, aunque frágiles, adquieren una presencia teatral, enmarcando el espacio público como escenarios. Estas ruinas definen un vacío abierto, un espacio que invita en lugar de excluir, un umbral entre lo íntimo y lo comunitario.

Una arquitectura de memoria y paisaje
El proyecto se inspira en maestros que lucharon con la preexistencia histórica, como los dibujos visionarios de Piranesi y la poesía material de Gibellina de Alberto Burri. En el patio, el pavimento tradicional «impedrau» rinde homenaje a la memoria táctil de los patios sardos. En el interior, el piso de basalto colocado con juntas anchas sobre un lecho de drenaje captura y canaliza el agua a través de una intrincada red de tuberías. Fragmentos de las baldosas de piedra originales, se reintegran cuidadosamente, tejiendo continuidad en la narrativa del espacio.
Un escenario para la vida comunitaria
El patio, que antaño era un espacio agrícola privado, ahora se despliega como una plaza de exposición pública. Las intervenciones minimalistas sirven a la arquitectura histórica, resaltando la materialidad cruda de las paredes tratadas con yeso ecológico a base de cal. Las ruinas, limpiadas y consolidadas, lucen con orgullo su incompletitud. Sus superficies simples y desgastadas por el tiempo cuentan historias de trabajo, resiliencia y vida cotidiana. Este espacio se convierte en una metáfora de una Cerdeña que reconoce sus raíces al tiempo que abraza la renovación, uniendo el pasado y el futuro sin problemas.

Una intervención entre el arte y el paisaje
La esencia poética del proyecto reside en su simplicidad. Se centra en los materiales, la memoria y la capacidad del espacio para despertar emociones colectivas latentes. El resultado es un lugar de encuentro, un escenario donde coexisten la historia y la contemporaneidad, dedicado a mostrar los productos locales y promover el turismo lento, cada vez más vital para la dinámica económica y cultural de Simala.
Esta intervención encarna una arquitectura que escucha en lugar de dominar. A través de este proyecto, Simala surge como un laboratorio viviente de regeneración territorial, un testimonio de cómo la arquitectura puede reinterpretar la memoria para crear una narrativa abierta y compartida.