El proyecto se realiza reducir la escala del lugar gracias a diferentes y sutiles tratamientos de pavimentos que son organizados mediante una serie de elipses concéntricas definidas por un nuevo anillo arbolado de más de 200 chopos, una nueva monumentalidad verde que recupera el recuerdo de las alamedas que separan los campos de cultivo en los alrededores, como paseo y un lugar de estancia.
El anillo verde es referencia visual, funcional, y también el elemento estructural que organiza todas las instalaciones de la intervención. Desde el aire la forma recuerda un planeta con anillos y satélites, pequeñas zonas ajardinadas, que llaman a estar y encontrarse con otros.
La intervención amable e inteligente que convierte la zona, en un lugar cercano y activo, que cambia por la noche y con las estaciones del año, un espacio del que se apropia la gente.
Remodelación del entorno de la plaza de toros de San Juan por Ramos Alderete. Fotografía por Alberto Amores.
Remodelación del entorno de la plaza de toros de San Juan por Ramos Alderete. Fotografía por Alberto Amores.
Descripción del proyecto por Ramos Alderete
El encargo, fruto del primer premio de un concurso público financiado parcialmente con fondos europeos, consistía en la remodelación del entorno de la Plaza de Toros de Alcázar de San Juan. El área, de unos 20000m², se encontraba en un lamentable estado de conservación: a medio camino entre plaza y parque abandonado, contaba con numerosos árboles muertos y con peligro para los ciudadanos, con los pavimentos levantados, deficiente iluminación…
Sin embargo, se trata de un lugar de cierta representatividad: en el centro del espacio se alza la Plaza de Toros, sin un valor arquitectónico singular más allá de su forma y de los festejos que allí ocurren, pero fuertemente anclada en la memoria y la cultura del pueblo. Es, además, una de las entradas del municipio, por la que casi todos los alcazareños pasan a menudo. Linda con el gran Parque Alces y una gran avenida por uno de los lados, con una explanada y una piscina municipal por el otro y con viviendas tanto bajas como bloques por los otros dos costados: todos lados muy distintos.
Entre los condicionantes de partida se encuentran la necesidad de utilizar un pavimento de hormigón debido al tráfico constante de vehículos pesados hacia la Plaza de Toros y a un terreno muy inestable e inundable, la reordenación del tráfico y las plazas de aparcamiento, la creación de un entorno inclusivo y el dar espacio a posibles eventos en la plaza, como encuentros o mercadillos, dotando al espacio de una flexibilidad hasta ahora inexistente.
El objetivo del proyecto, en realidad, fue la recuperación de ese espacio, casi abandonado, para las personas: tanto a nivel funcional como a nivel evocativo o de identidad, capaz de reordenar el entorno con pocos elementos dado el ajustado presupuesto disponible, pero proponiendo un espacio con un fuerte carácter reconocible.
Encontrar la escala, la identidad y el carácter de ese espacio indefinido fue uno de los retos principales. Para ello se utilizaron una serie de estrategias de bajos recursos, pero de alto impacto.
La primera de ellas sería la creación de una plataforma única capaz de ofrecer soporte a cualquier actividad y que unifica todo el conjunto. El hormigón del pavimento, realizado con árido local y cemento blanco se desactiva para encontrar el color de la tierra de allí y la rugosidad del grano. Las vías de coexistencia y de aparcamiento y el anillo central se realizan con cemento gris y un grado de desactivación diferente, proporcionando sutiles cambios en el pavimento sin que pierda su uniformidad. Pletinas de acero dibujan circunferencias concéntricas a la plaza y al anillo de árboles reduciendo la escala de la plataforma urbana a la escala humana.
Remodelación del entorno de la plaza de toros de San Juan por Ramos Alderete. Fotografía por Alberto Amores.
Alrededor de la Plaza de Toros, un anillo de chopos encierra un recinto cuyo centro es la propia Plaza. Este anillo recuerda las alamedas que separan los campos de cultivo en los alrededores, y es un paseo y un lugar de estancia. La alameda, con su geometría curva, proporciona una celosía a la Plaza de Toros desde la ciudad, devolviéndole dignidad, dándole empaque y unidad. La Plaza es el centro y el origen, pero la nueva monumentalidad es verde. Los pocos árboles vivos son trasplantados al Parque colindante o conservados en la nueva actuación, mientras que la madera de los ya muertos se recicla para suelos de virutas de madera o para la creación de algunos de los bancos de la nueva plaza. La nueva columnata vegetal se convierte, en su diálogo con la Plaza de Toros, en el icono del lugar. Esta alameda ofrece más de 200 árboles nuevos a los que hubo en sus mejores tiempos, pero ordenados, diferenciándose del parque colindante. Una plaza no es un parque.
La columnata verde unifica los alrededores diversos y escala la plaza encerrando y definiendo habitaciones urbanas con un solo gesto de geometría potente. Ese anillo mágico lo contiene todo: un gesto resuelve la relación con los alrededores, con la Plaza, con el Parque. También con el tiempo, cuando en otoño las hojas tiñan de amarillo el lugar, o en invierno, cuando la plaza sea más visible cuando menos se miraría. La geometría rotunda de la elipse dialoga con la Plaza de Toros, pero se deforma con las tensiones de la ciudad. Sus curvas unifican e integran las diferentes condiciones de contorno con un gesto único pero que está vivo, que crece, cambia de color y se mueve con los vientos.
El anillo central no es solo una referencia visual o funcional, sino también la principal infraestructura del espacio urbano, repartiéndose desde ahí todas las principales instalaciones como, por ejemplo, la recogida de aguas pluviales, las eléctricas o las de riego, aprovechando que es donde más vegetación se concentra.
Satélites alrededor de este anillo contienen islas donde caben todos: niños jugando, padres y madres hablando, ancianos haciendo gimnasia... Estos satélites están ajardinados y coloreados de un color dominante en vegetación, mobiliario, pavimento… creando universos más pequeños para los encuentros cercanos.
Remodelación del entorno de la plaza de toros de San Juan por Ramos Alderete. Fotografía por Alberto Amores.
Remodelación del entorno de la plaza de toros de San Juan por Ramos Alderete. Fotografía por Alberto Amores.
Las farolas se han diseñado específicamente para este proyecto. Un anillo de luz rodea La Plaza de Toros. Luces en dos niveles que marcan su lugar en la ciudad, en la escala cercana y en la lejana y que, además, son soportes de infinitas posibilidades. La Plaza de Toros es muy bajita en proporción con el espacio vacío. La columnata de farolas actúa de celosía contemporánea que dignifica la Plaza de Toros, ofreciendo una escala mayor. De noche, las balizas en lo alto de los postes acentúan el eje vertical del monumento central y crean un anillo inmaterial en el aire.
El proyecto sigue en marcha: la arquitectura no acaba nunca. Las hojas de los árboles han cogido tonalidades preciosas y sorprendentes. Los álamos plantados en invierno y que parecían apenas unos finos troncos crecen rápido, pero al mismo tiempo más lentos de lo que nos gustaría para las fotos: toda una lección, por la que estamos agradecidos, de la naturaleza ante la inmediatez de la cultura de hoy: un recordatorio de lo importante. En unos meses ya van algunas exposiciones y eventos (mejores y peores), y hasta ha salido de ahí la cabalgata de los Reyes Magos. Ahora el proyecto ya es del tiempo y de la gente.