El sistema patriarcal continúa siendo respaldado por la historia del arte mostrada en los museos, donde se sigue olvidando a las artistas del pasado y limitando la presencia de obras de artistas vivas. La exposición Patriarcado, que presenta el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza desde el 8 de febrero al 31 de marzo, muestra dos acciones performativas realizadas por las artistas Cristina Lucas y Eulàlia Valldosera como contestación a una tradición patriarcal que se apropió de los lenguajes visual y discursivo y de su transmisión, reduciendo la lengua y el deseo de las mujeres al silencio; un silencio que se convierte en una eficaz herramienta para la dominación masculina sobre la mujer.
Patriarcado se enmarca en el programa Kora, que presenta una exposición al año en el Museo Thyssen desde una perspectiva de género, inaugurándose en 2018 con la muestra Paloma Navares. El jardín de la memoria. Según relata Plinio el Viejo en el libro 35 de su Historia Natural (s.I) recogiendo un mito corintio, Kora, hija del alfarero Butades, fue la inventora del retrato en pintura, al dibujar la línea de la sombra proyectada en un muro del amado que partía. Plinio habla además de otras siete pintoras: Timarete, Irene, Calypso, Alcisthenen, Aristarete, Iaia de Kyzicos y Olympia, nombres borrados posteriormente en la historiografía del arte, como tantos otros, en una tradición de omisión y silencio impuesto a la memoria de la contribución de las mujeres en la historia que prácticamente llega hasta nuestros días.
La exposición presenta dos propuestas complementarias frente al patriarcado, simbolizado por estatuas clásicas sobre las que actúan dos mujeres:
Patriarcado se enmarca en el programa Kora, que presenta una exposición al año en el Museo Thyssen desde una perspectiva de género, inaugurándose en 2018 con la muestra Paloma Navares. El jardín de la memoria. Según relata Plinio el Viejo en el libro 35 de su Historia Natural (s.I) recogiendo un mito corintio, Kora, hija del alfarero Butades, fue la inventora del retrato en pintura, al dibujar la línea de la sombra proyectada en un muro del amado que partía. Plinio habla además de otras siete pintoras: Timarete, Irene, Calypso, Alcisthenen, Aristarete, Iaia de Kyzicos y Olympia, nombres borrados posteriormente en la historiografía del arte, como tantos otros, en una tradición de omisión y silencio impuesto a la memoria de la contribución de las mujeres en la historia que prácticamente llega hasta nuestros días.
La exposición presenta dos propuestas complementarias frente al patriarcado, simbolizado por estatuas clásicas sobre las que actúan dos mujeres:
En el video Habla (2008), la artista Cristina Lucas golpea la escultura del Moisés de Miguel Ángel, recordando la leyenda de la incisión que hizo el artista en la rodilla de la estatua una vez acabada, increpándola para que hablara. Moisés es el gran padre de las tres religiones monoteístas y patriarcales, en cuyas tradiciones se ha naturalizado la dominación masculina.
Dependencia mutua (2009), de Eulàlia Valldosera, presenta una acción que tuvo lugar en el Museo Arqueológico de Nápoles, donde vemos a una mujer de la limpieza (alter ego de la artista) bruñendo la estatua de un emperador romano, tocando y mancillando el objeto de culto en el templo del arte. Los fantasmas de la libido femenina afloran en la anodina acción gracias al tratamiento fílmico.
Dependencia mutua (2009), de Eulàlia Valldosera, presenta una acción que tuvo lugar en el Museo Arqueológico de Nápoles, donde vemos a una mujer de la limpieza (alter ego de la artista) bruñendo la estatua de un emperador romano, tocando y mancillando el objeto de culto en el templo del arte. Los fantasmas de la libido femenina afloran en la anodina acción gracias al tratamiento fílmico.
Además, Cristina Lucas y Eulàlia Valldosera presentan dos nuevas creaciones:
Cristina Lucas ha producido el icono Habla (2019), una estatuilla en marmolina, presente en la exposición y a la venta en la Tienda del museo, a modo de intervención y comentario sobre la discriminación sexista en el mercado artístico.
Y el 25 de febrero, a las 12 h, Eulàlia Valldosera realizará en las salas del museo la performance Los otros invisibles, en la que, en un ejercicio de auto-hipnosis, la artista prestará su voz a las pinturas de la colección. Con los ojos vendados, su cuerpo convertido en antena, recibirá los pensamientos de los autores en el momento en que ejecutaban sus imágenes. Ciega y conducida por el público del museo, la artista indagará en la memoria de los objetos inanimados, realizando un diagnóstico emocional y cultural del imaginario colectivo, un ejercicio de arqueología psíquica siguiendo la tradición de las pitonisas o médiums que se ayudaron de imágenes para transgredir las leyes temporales.
Y el 25 de febrero, a las 12 h, Eulàlia Valldosera realizará en las salas del museo la performance Los otros invisibles, en la que, en un ejercicio de auto-hipnosis, la artista prestará su voz a las pinturas de la colección. Con los ojos vendados, su cuerpo convertido en antena, recibirá los pensamientos de los autores en el momento en que ejecutaban sus imágenes. Ciega y conducida por el público del museo, la artista indagará en la memoria de los objetos inanimados, realizando un diagnóstico emocional y cultural del imaginario colectivo, un ejercicio de arqueología psíquica siguiendo la tradición de las pitonisas o médiums que se ayudaron de imágenes para transgredir las leyes temporales.