Este pequeño espacio responde a una lógica propia que presenta al espectador una serie de tensiones que han de ser resueltas por el visitante. Esto se debe a que los elementos se disponen de tal forma que generan un recorrido interior. De esta manera se permite una experimentación física y una interacción propia y única. Todo ello inmerso en lo natural pero bajo la condición de lo artificial.
Descripción del proyecto por Burgos & Garrido Arquitectos
Lo extraído
Es el componente fundamental de un paisaje cercano lo que desplazamos a este interior. Sin embargo, este conjunto de roca ya no formaba parte del paisaje tal y como de manera intuitiva lo imaginamos.
Las piezas son parte del depósito de descartes de una cantera, así que, a pesar de que evocamos la montaña o el origen primitivo de la piedra, no perdemos de vista esta condición. Entendemos que este rescate, repara de alguna manera su condición de elemento descartado, casi de ruina, que a pesar de todo conserva la cualidad de lo imponente del mundo natural en bruto. Reivindicamos así la idea de permanencia que viene aparejada a la roca.
Recuperar el material de su abandono le da una nueva dimensión inesperada. Retiene además en este tránsito cierta belleza y un propósito remanente. Lo convertimos en una suerte de documento objetivo de la naturaleza y al tiempo contiene algo de abstracción de ella misma.
Lo construido
La instalación prescinde de la arquitectura, pero construye un espacio. El conjunto de rocas crea una topografía insólita y efímera, que sin embargo se expone casi como un monumento a la desaparición. Su presencia en el lugar activa la memoria de otro paisaje. Uno que en realidad desconocemos, pero somos capaces de evocarlo.
Este pequeño territorio de ficción transita de lo masivo a lo escultórico o lo poético, y nos remite a la idea de lo clásico o lo primitivo. Es un paisaje fugaz y en pocos días será desmontado, pero se ancla sin embargo a la capacidad de trascender de la piedra e invita al visitante a trascender y aplicar una determinada mirada sobre su relación con la naturaleza.
El conjunto responde a su propia lógica, presentando determinadas tensiones, destinadas a ser resueltas o exploradas por el paseante. La disposición de sus elementos permite un recorrido interior, ahondar en la experimentación física, sumergirse en la materialidad de lo natural bajo una atmósfera artificial.
Lo transitado
El tránsito por este paisaje revela el magnetismo romántico de la montaña. La cercanía y la escala de las rocas permiten un acercamiento que posibilita la observación detenida y quizá más privada, que atrae al tacto y permite medirse o confortarse con la piedra.
Se busca el sentimiento de la montaña como experiencia casi subversiva, considerando lo teatral del ambiente. Es la constatación del poder de lo natural. Incluso cuando forma parte de una ficción efímera, guarda su carácter imponente y retiene su característica de lugar al que acudir y explorar, aun estando manipulado, desplazado y recompuesto. Este paisaje introduce al paseante en un tránsito por situaciones espaciales intuitivamente incompatibles. Desde lo artificial, dirige la mirada a la belleza de lo natural mediante la exposición de los elementos representativos de su composición primigenia.
Lo pétreo
La incorporación de un material pétreo de alta tecnología cierra el discurso de la instalación. Habiendo planteado una escena que ahonda en el poder evocador de la piedra en su estado bruto y natural, encontramos la réplica en otro elemento, que acomoda los espacios más vivideros de la sala, y está en el reverso de esta idea.
Un producto profundamente industrial, contiene todo lo que pertenece a lo pétreo. Se forma en unas condiciones extremadamente controladas y precisas, pero equivalentes al proceso metamórfico que se daría en la naturaleza para conseguir el material que estamos rescatando. Lo tecnológico preserva y subraya algunas características de su naturaleza común, como lo robusto o lo durable y aporta otras nuevas, como la geometría pura, las texturas delicadas, el brillo y la precisión de los colores.
Encontramos en estas piezas, sólo posibles por la aplicación de una tecnología con capacidad casi ilimitada, el mismo deseo de trascendencia e intensidad que nos transmite la roca primaria, en el centro de esta reflexión.