En un primer momento, la iglesia del Agua fue concebida por Tadao Ando como un sencillo proyecto situado en la costa de Kobe, frente a la bahía de Osaka, que pudiera servir para estudiar y proponer situaciones arquitectónicas contradictorias, como por ejemplo situar una iglesia flotando en el mar. Ando continuó desarrollando esa sencilla propuesta que con el paso del tiempo fue creciendo en complejidad hasta obtener una maqueta a gran escala que decidió presentar en una exposición en la primavera del año 1987.
En esa exposición, un terrateniente de Tomamu, que por casualidad llegó a la maqueta, quedó prendado de la propuesta y se ofreció a construir la iglesia en sus propiedades. El emplazamiento que el cliente proporcionó para su ubicación se encontraba en medio de la naturaleza, aislada de su entorno por una exuberante vegetación. Además, al estar situada en la zona norte de Japón, en invierno el paisaje facilita una extraordinaria imagen de la iglesía-capilla al quedar cubierto bajo la nieve.
El emplazamiento permitió que el proyecto de la iglesia-capilla se pusiera en marcha siguiendo la imagen original de la propuesta evitando variaciones significativas en su composición básica, su escala o sus proporciones. El único cambio significativo vino dado por la ausencia de mar en la zona de ubicación, lo que llevó a Tadao Ando a variar en la implantación del crucifijo, que en un principio iba a flotar sobre las olas del bravío mar, y ahora flotaría reflejado en un estanque silencioso.
El edificio se compone de dos volumenes prismáticos cuadrangulares, de diez y quince metros cuadrados en planta, que se superponen el uno sobre otro y se ubican con vistas frontales al estanque artificial, desplazados entre si por la posición de un arroyo cercano. El más grande de esos volumenes se proyecta en parte sobre el estanque y alberga en su interior la capilla. Por su parte, el volumen más pequeño recoge en su interior estancias como los vestuarios, las salas de espera o la entrada. Otro elemento importante del edificio es el largo muro en forma de «L» que envuelve el complejo por su parte trasera y por uno de los lados del estanque.
Para poder acceder a la capilla, Tadao Ando hizo que el usuario tenga que recorrer una ruta que sirve como ritual de acceso, un proceso barroco que permite una aproximación no directa al templo siguiendo la trayectoria del muro exento, que permite intuir el fluir del estanque, mediante su sonido, impidiendo las vistas a este y haciendo que el visitante ascienda una suave ladera hasta llegar a la parte trasera de la iglesia a través del volumen más pequeño de los dos que conforman el complejo, donde se ubica la zona de acceso, acotada en sus cuatro lados por un vidrio transparente.
En el interior de ese primer volumen transparente se elevan cuatro cruces de hormigón contiguas dispuestas bajo la intensa luz solar que se filtra a través del cristal y que envuelve al visitante en un juego de luces y sombras, creando un ambiente solemne. En este espacio se encuentra una oscura escalera de caracol por la que el visitante ha de descender dos plantas y que conduce a la parte trasera de la capilla, desde donde se observa, de manera repentina, la cruz que emerge sobre el agua del oscuro y sereno estanque.
Los materiales utilizados por Tadao Ando participan de su paleta habitual, el hormigón armado, perenne en la mayor parte de la obra del arquitecto japonés, y el vidrio. Además de su uso en el muro que circunda el estanque, Ando emplea el hormigón armado en el cerramiento del templo, un muro de doble capa con un espesor total de 900 milímetros, con aislamiento térmico en su interior debido al extremo frío que asola la zona en los inviernos. El vidrio se utiliza tanto en la envolvente del volumen más pequeño del conjunto como en el inmenso ventanal que enmarca las vistas de la cruz de acero, que parece flotar sobre el lago, y que se encuentra suspendido por la parte superior para reducir tensiones sobre el resto de la estructura.
Con este proyecto, Tadao Ando consiguió crear una de las imágenes más impactantes de dialogo entre arquitectura y la variabilidad de la naturaleza del lugar a lo largo del tiempo. Desde la primavera al verano los alrededores de la iglesia se cubren de vegetación y crecen matorrales de árboles silvestres, en otoño el follaje muta en colores y durante el invierno todo queda cubierto por la nieve. Una relación entre arquitectura y naturaleza que consigue transcender por encima de lo meramente visual o material.
BIBLIOGRAFÍA.-
- Ando, Tadao. (2000). «Tadao Ando: 1983-2000». Madrid: El Croquis Editorial, pp. 90-101.
- Futagawa, Yukio / Eisenman, Peter. (1991). «Tadao Ando: Details 1». Tokio: GA, A.D.A. EDITA Tokyo, pp. 148-155.
- Ando, Tadao. (2019). «Tadao Ando 0 Process and Idea: Expanded and Revised Edition». Tokio: TOTO, pp. 144-149.