Las paredes tanto interiores como exteriores no se revisten, provocando una interacción del proyecto con el sol. La combinación entre la textura de la envolvente de la vivienda con la variación de la intensidad y color de las diferentes horas del día, produce distintos efectos visuales y experienciales en el exterior y en el interior. Existe una casa diferente por cada minuto que se contempla.
Casa Fa por Óscar Miguel Ares Álvarez. Fotografía por Pedro Iván Ramos y Óscar Miguel Ares.
Descripción del proyecto por Óscar Miguel Ares Álvarez
La casa FA se ubica en un pequeño municipio a los pies de la Ribera del Duero. Si bien, la construcción de su núcleo urbano tradicional es de piedra, la vivienda se ubica en una zona suburbana de construcciones en ladrillo, lo que ha servido para imprimir su carácter material. Pensada como vivienda de descanso, la construcción es un ejercicio compositivo de repetición dual de una misma sección; la externa, destinada principalmente a albergar la zona de porche donde se desarrolla la vida familiar al aire libre; la interna, que recoge la mayor parte del programa doméstico. La doble composición, y la orientación de ambas al sureste, permiten la entrada de luz a la sección interior por una serie de ventanas ubicadas en la parte superior de la misma resolviendo el problema de la profundidad y falta de luz que podría provocar el pórtico.
La repetición de la sección se traslada a la planta, conformada por una trama reticular de 4x 4 m que se desliza una respecto de la otra; explorando las posibilidades de una planta equipotencial que puede trasmutar sus funciones (habitación por biblioteca, comedor, zona de estudios, etc.) en función de las necesidades familiares.
Casa Fa por Óscar Miguel Ares Álvarez. Fotografía por Pedro Iván Ramos y Óscar Miguel Ares.
Sin embargo, la materialidad vuelve a ser una de las partes más importantes del proceso experiencial de esta vivienda; en este caso en complicidad con el sol. La desnudez de su paredes sin revestir, en contacto con la luz solar – en especial con la que se desliza por las ventanas de la sección, a través de los techos vistos de jácenas de hormigón y rasilla que alberga las estancias interiores - produce variaciones en la intensidad lumínica, textural y de color dependiendo de la hora del día y de la manera en que el sol toca los techos y las paredes; pudiéndose concluir que existe una casa diferente por cada minuto que se contempla.