El proyecto consiguió el premio nacional de Arquitectura, indica Alberto Humanes arquitecto que trabajó precisamente en este edificio desde 1987 hasta 2012 y que actualmente es secretario de la Fundación Higueras.
En 1965, Higueras y Miró presentaban un proyecto que mantenía la estructura circular aunque sustituía las construcciones escalonadas por un edificio de 40 metros de radio, compuesto por sótano y cuatro plantas, y dividido en 30 gajos que se duplicaban al llegar a la crujía exterior. Dos años después se iniciaban las obras. A la vista del terreno, los arquitectos decidieron hacer la planta baja más estrecha para retranquear la estructura, lo que permitió cimentar a 8 metros de profundidad en vez de hacerlo a 20, como estaba previsto. Ello permitió además terminar la primera planta en voladizo y darle al conjunto un aspecto más liviano.
En 1970, cuando quedaban cuatro meses para su finalización y ya se habían invertido 92 millones de pesetas, 17 millones más de lo inicialmente presupuestado, las obras fueron interrumpidas. Para entonces el director general ya era Florentino Pérez Embid quien se planteó dedicar el edificio a Centro Nacional de las Artes y la Cultura, lo que obligó a Higueras y Miró a realizar cambios en los planos, en lo que iba a ser una larga sucesión de propuestas. El edificio llegaría a estar afectado hasta por 13 planes diferentes.
La situación del enorme edificio era paradójica. La estructura, de 24.000 metros cuadrados, visible desde la carretera de La Coruña, permanecía abandonada y protegida por dos vigilantes mientras crecía su fama. En 1970 se dio a conocer el dibujo Centro de Restauración, elaborado por Antonio López; en los años siguientes, el inmueble fue visitado por diversos grupos de profesionales de la Arquitectura venidos de distintos países, y, en 1975, el Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos lo catalogó como uno de los 24 más interesantes de Madrid.
Durante los 16 años que permaneció abandonado, cambiarían la empresa constructora, la dirección de obras -se encargó a arquitectos del ministerio de Educación- y se barajaron para el edificio destinos tan diferentes como Biblioteca Central de la Complutense, Rectorado de la Complutense, Casa de Cultura, Universidad a Distancia, Tribunal Constitucional, sede de la OTAN y edificio anexo al palacio de la Moncloa.
Por fin, en 1984 se recuperó el proyecto de dedicarlo a centro de restauración y, dos años después, se adjudicaron las obras que llevaban 16 años paralizadas. Por casualidades del destino, la empresa adjudicataria volvió a ser la misma que lo había construido y, de nuevo, se decidió dedicarlo a sede del recién constituido Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Hubo que cambiar los lucernarios pues estos habían sufrido por el abandono del edificio; también se pusieron cubiertas de cristal al claustro central y a los cinco patios laterales; se dotó de aire acondicionado, se convirtió la planta de entrada en primera y se retiraron los cerramientos verticales de forma que todo el edificio quedara abierto y comunicado.
Asimismo se sustituyó una escultura de granito que le se le iba a encargar a Eduardo Chillida para situarla sobre una lámina de agua que iba a haber en el claustro central por un bronce llamado Francesco, obra de Francisco López, que se puso en la escalera de entrada. El 25 de octubre de 1990, siendo Jorge Semprún, ministro de Cultura, el edificio pudo ser inaugurado.
La apertura del edificio no supuso la finalización de los trabajos, pues, posteriormente, se concluyó la sala de biblioteca, formada por tres anillos-estanterías concéntricos con capacidad para 45.000 volúmenes, en torno a la sala de lectura circular que ocupó el espacio destinado a jardín central. También se construyó el salón de actos que se puso bajo la escalera de entrada y los depósitos que se situaron en los sótanos.
Higueras utilizó una estructura parecida de vigas en el Colegio Estudio de Aravaca y en el Ayuntamiento de Ciudad Real. "Es destacable el cuerpo de vigas entrelazadas, especialmente el de la segunda planta, que se ha dado en llamar el 'vientre de la ballena', donde los lucernarios se duplican. En una visita que hice con cien funcionarios japoneses, cuando llegamos a este punto y sin decir una sola palabra, se pusieron a aplaudir", dice Humanes. Todos estos valores fueron reconocidos en 2001 cuando el edificio fue declarado Bien de Interés Cultural.
El Instituto del Patrimonio Cultural de España cuenta con servicios tan diversos como Arquitectura, Arqueología, Conservación, Análisis de Materiales, Biodeterioro, Conservación preventiva o Restauración de Obras de Arte, Patrimonio Arqueológico y Etnográfico, Patrimonio Bibliográfico, Documental y Obra Gráfica. El servicio de Documentación cuenta con una fototeca que incluye el archivo fotográfico Ruiz Vernacci, con los negativos de J. Laurent y los archivos Moreno, Loty o Villanueva, entre otros. Todo ello le permite participar en proyectos tan diferentes como la restauración de las catedrales de Segovia, Tarragona o Sevilla; la conservación preventiva elementos arquitectónicos como el claustro de Santa María del Paular o las fachadas de la Biblioteca Nacional; la recuperación de algunos ejemplos de arquitectura industrial o defensiva como el castillo de Buitrago de Lozoya o las murallas de Toledo, o de valiosas obras como la reja de la capilla del Doncel de Sigüenza o las pinturas murales de San Antonio de la Florida.
INSTITUTO DEL PATRIMONIO CULTURAL DE ESPAÑA.
Donde.- Calle Pintor El Greco 4, Madrid (España).
Cuano.- Viernes 30, de 09.00 a 14.00 h.
Inscripción.- Requiere inscripción.