La intervención explora confrontaciones materiales. Distingue entre los espacios servidores y servidos mediante la selección de acabados sencillos con alto impacto visual.
El espacio está organizado por tres singularidades: la caja de color, la isla de azulejos y el pavimento de madera. Todo insertado en un espacio neutro.
Descripción del proyecto por Julia García Lozano - Miguel Ruiz-Rivas Avendaño
¿Por qué dejamos de jugar?
El cliente, un joven emprendedor, encuentra ‘jugar’ no solo como un entretenimiento, sino como una herramienta social. Busca señalar la importancia de ‘jugar’ como actividad inherente a la cultura, y principal herramienta del desarrollo de pensamiento, memoria, razón y relaciones sociales.
METAMORFO es el resultado de una aventura.
Un lugar divertido que ofrece un área especializada de juegos infantiles y una tienda de juegos de mesa con zona de exposición, torneos, clases y demostraciones. Un espacio para jugar, que busca incluir a adultos, familias y niños.
El proyecto responde a la ambiciosa necesidad de conseguir este espacio de encuentro, flexible y representativo de la marca, con un presupuesto mínimo. La intervención se centra en tres estrategias de diseño: planta libre, capacidad máxima de almacenamiento y contraste material.
Planta libre
El local está situado en la planta baja de un edificio de viviendas construido en 1994. Se ubica entre dos locales comerciales y cuenta con dos crujías de un ancho total de 6m. Además, tiene acceso directo desde la calle en toda su fachada norte y cuenta con dos pequeños huecos de ventana hacia el patio interior, a sur.
El primer paso fue evitar la fragmentación con paredes divisorias para permitir que la luz natural llegue a todos los rincones. El espacio renovado media con una fuerte inserción geométrica, que contiene los espacios privados y facilita una visión general del espacio desde la entrada y el mostrador.
Una vez se accede, se despliega un alto espacio diáfano. Un espacio principal dividido, pero no separado, en tres grandes zonas: el área de exposición y juegos infantiles en la entrada, un estrechamiento donde se ubica el mostrador y, por último, la zona de juego y torneos. Los espacios privados no se pueden ver, pero se pueden imaginar. La intervención plantea incorporar una serie de cortinas para dividir el espacio principal de acuerdo con las necesidades de cada evento.
Almacenamiento
Una de las premisas era la de disponer del máximo espacio de almacenamiento posible. Para ello, se aprovecha la disposición expositiva de tienda, equipando el muro perimetral con baldas en toda su altura, y manteniendo así el espacio principal despejado y abierto.
Asimismo, la caja de espacios privados se reduce al mínimo para cumplir la normativa y dotar al espacio de un baño accesible y un almacén cerrado.
Contraste material
La intervención explora confrontaciones materiales. Distingue entre los espacios servidores y servidos mediante la selección de acabados sencillos con alto impacto visual. Manteniendo el bajo presupuesto, la paleta de materiales debía jerarquizar el espacio y resolver tantos problemas técnicos como fuera posible.
El espacio está organizado por tres singularidades: la caja de color, la isla de azulejos y el pavimento de madera. Todo insertado en un espacio neutro que significa e identifica cada uno de los usos. Cada evento revela un color distinto, adoptado hoy por la intervención.