El edificio está orientado hacia la autopista C-32. Una doble fachada de chapa perforada evoca los patrones cromáticos de los huertos que rodean el edificio.
Los dos pisos inferiores, cada uno con acceso con ruedas, albergarán actividades más pesadas, como el comercio o la restauración. Los dos pisos superiores, con un espacio exterior central, se utilizarán para industrias y oficinas más ligeras. Cada espacio permite una interacción visual entre ellos, a través de escaleras exteriores y una vista a los jardines dentro del bloque.
El complejo ha sido diseñado a partir de los criterios de economía circular. El edificio ha sido considerado como un banco de materiales: ninguna estructura es permanente e inmóvil, pero siempre se puede desmontar para reemplazarla, reciclarla, reutilizarla o ser un nutriente biológico que regrese a la naturaleza.
Descripción del proyecto por Pich-Aguilera architects
El nuevo edificio de usos mixtos se ubica en el Parque de Actividades de Viladecans. El objetivo del proyecto es construir un edificio que ofrezca espacios de alquiler polivalentes, capaces de acoger los diversos usos previstos en el planeamiento, enriquecidos por espacios comunes que interaccionan unos con otros, como el aparcamiento y otros servicios complementarios.
El proyecto define locales de alquiler en obra gris. Es un tipo de arquitectura no limitativa que toma en consideración las actividades de los inquilinos. A partir de una previsión de los procedimientos necesarios para construir los espacios y sus respectivas instalaciones, el proyecto se adapta a las necesidades personales de los inquilinos.
El edificio se basa en una matriz estructural de 10x10m, que define un volumen macizo en planta baja vaciado parcialmente en las plantas superiores. El fin último es crear espacios interiores que convivan con el exterior.
El edificio está orientado hacia la autovía C-32. Una doble fachada de chapa metálica perforada, evoca los patrones cromáticos de las huertas que rodean al edificio.
El color es una característica fundamental del conjunto arquitectónico.
En el interior de la manzana, el volumen se fragmenta y vacía, lo que visualmente nos hace ver volúmenes suspendidos en el aire, dentro de una matriz estructural evidente.
Las dos plantas inferiores, cada una de acceso rodado, acogerán las actividades más pesadas, como el comercio y la restauración. Las dos plantas superiores, con un espacio exterior central, serán oficinas y servirán para otro tipo de industrias más ligeras. Los espacios se predisponen de un modo que permite la interacción visual entre ellos, mediante escaleras exteriores o vistas a los jardines del interior de la manzana.
El acceso principal del edificio se sitúa en la esquina oeste, invitando al flujo de paseantes que provienen del núcleo de Viladecans.
La planta cubierta, parcialmente ajardinada, será accesible desde el núcleo vertical y se utilizará como espacio de descanso.
La planta sótano, dedicada al aparcamiento, quedará abierta en sus fachadas nordeste y noroeste. En estas fachadas, el terreno circundante se moldeará para dejar espacio a taludes verdes que permitan una transición natural, desde los jardines del interior de la manzana hasta el aparcamiento.
El conjunto se ha diseñado desde los criterios de economía circular. Consideramos el edificio como un banco de materiales: ninguna estructura o construcción es fija e inmóvil, sino que puede desmontarse para ser sustituida, reciclada, reutilizada o ser un nutriente biológico que retorne a la naturaleza.
Durante la fase de proyecto, la interacción constante con el equipo de obra, permite conocer en profundidad los materiales: la composición, el impacto ambiental, las posibilidades de reciclaje y el control de residuos.