El lo que se refiere al a fachada principal, el edificio tiene un acabado de chapa grecada, con largas hileras de ventanales que iluminan el interior de las oficinas. Tanto en el exterior, como en el interior en el color de los materiales predomina una paleta de colores neutros.
Descripción del proyecto por Íñigo Beguiristáin y GVG Estudio
Atecna, fundada en Pamplona hace 20 años, es una empresa especializada en la gestión documental. Comenzó su andadura como un negocio tradicional de custodia, pero ha evolucionado hasta convertirse en un proveedor de servicios de automatización de procesos, digitalización y gestión de documentos. Su objetivo principal es ayudar a otras empresas a incrementar su eficiencia y optimizar sus procesos de toma de decisión mediante la mejora de la gestión de sus documentos y datos. Su rápido crecimiento provocó la necesidad de aunar en un único emplazamiento todas las naves y oficinas, dispersas por la comarca, que había venido ocupando.
El programa es complejo, toda vez que incluye diversos departamentos con necesidades específicas y diferentes niveles de relación entre los mismos y, a su vez, de éstos con la nave de custodia. Más allá de la necesaria relación de proximidad entre el almacén o archivo y la zona administrativa, se planteó como premisa evitar la tradicional disociación y procurar un tratamiento homogéneo del único volumen resultante. Además de trasladar una imagen clara e inmediata, esta línea de trabajo permitía aprovechar la importante dimensión de la nave para potenciar la ambiciosa imagen de la fachada administrativa.
Las dos opciones de orientación que ofrecía un solar en esquina se decantaron inmediatamente como consecuencia de las evidentes bondades de la luz del norte para iluminar tanto los espacios de trabajo como el almacén. Es sabido que la sección en diente de sierra es idónea para resolver ese requisito, así como que la estructura metálica es la que mejor resuelve los requerimientos constructivos de este perfil característico. La referida silueta y su inevitable evocación a la sección prototípica de fábrica, tal como evidencian las señales de tráfico o los cuentos infantiles, refuerzan la rotundidad de la imagen. Por otro lado, la tecnológica ligereza que confiere el acero a este contorno quebrado encuentra perfecto acomodo entre las aspiraciones de una empresa ágil, dinámica y agresiva.
Además, la reiterada sucesión de faldones, así como su idónea orientación e inclinación, ofrecen el soporte perfecto para las casi obligadas placas solares, que ocupan la mayor parte de la superficie de la cubierta.
El sentido común y la economía de medios animaban a someter la planimetría del edificio a una rigurosa trama ortogonal. La modulación se extiende, igualmente, a las elevaciones. La única concesión se produce en uno de los vértices de una planta sensiblemente cuadrada. Este accidente se justifica por varios motivos. En un solar que se caracteriza por su acusada condición de esquina, no solo de la manzana, también de todo el polígono, procede atender a la conveniencia de aprovechar esa privilegiada exposición para ganar visibilidad. Por otro lado, el requerimiento de la propiedad de tener una generosa terraza orientada a mediodía, en un edificio que le da la espalda al sol, obligaba a manipular sensiblemente el volumen en este punto. Finalmente, la coincidencia del gesto con la posición de la única entrada al almacén, invita a significar este acceso en consonancia con la monumentalidad que proporciona su escala.
La traslación de las geometrías oblicuas, de la sección y el alzado lateral a la planta, permite resolver eficazmente todos estos requerimientos. La misma diagonal, llevada a las oficinas, sugiere una sección escalonada que enriquece la percepción del espacio, enfatiza la transparencia y disocia las jerarquías. Del mismo modo, incorporar el diente de sierra del testero a la fachada principal, lejos de ser un gesto casual o arbitrario, permite coronar con una oportuna entrada de luz la secuencia.
Una corona sustituye también el logo y la imagen corporativa de la empresa. La conforman los tres últimos dientes del alzado, con el último invertido, poniendo de manifiesto la afortunada simbiosis que se da en este caso entre arquitectura y cliente.