Desde enero de 2011 el museo podía visitarse únicamente bajo cita previa, pero actualmente en Chillida Leku se están llevando a cabo trabajos de restauración que permitirán acoger a un flujo continuado de visitantes mayor para disfrutar del centro.
No ha sido necesaria una renovación total, sino que se está realizando una actualización respetuosa. El caserío –edificación central del museo–, conservará exactamente el mismo aspecto y estructura que concibió Chillida, pero contará con una iluminación mejorada y con mayor aislamiento en suelos y techos, así como con una adecuada accesibilidad para personas con movilidad reducida. A estas mejoras se suma la puesta en marcha de un centro de bienvenida, una cafetería, una tienda y la adecuación del parking, que mejorarán la experiencia de los visitantes.
No ha sido necesaria una renovación total, sino que se está realizando una actualización respetuosa. El caserío –edificación central del museo–, conservará exactamente el mismo aspecto y estructura que concibió Chillida, pero contará con una iluminación mejorada y con mayor aislamiento en suelos y techos, así como con una adecuada accesibilidad para personas con movilidad reducida. A estas mejoras se suma la puesta en marcha de un centro de bienvenida, una cafetería, una tienda y la adecuación del parking, que mejorarán la experiencia de los visitantes.
"Estamos francamente encantados ante esta nueva etapa que va a experimentar Chillida Leku”, ha afirmado Luis Chillida en nombre de la Sucesión de Eduardo Chillida. “El hecho de poner de nuevo en pleno funcionamiento el museo nos ilusiona y estamos seguros de que nuestros padres estarán felices por ello. No nos cabe duda de la gran expectación que despierta la reapertura, y el creciente interés que la obra de Chillida ha tenido irá seguro en aumento a futuro".
Chillida Leku está ubicado a las afueras de Hernani, muy cerca de San Sebastián y está compuesto por un paraje de esculturas al aire libre y un espacio de exposiciones en el interior del caserío de Zabalaga; una construcción tradicional vasca construida en el siglo XVI. La casa y sus terrenos adyacentes fueron adquiridos en los años ochenta por Eduardo Chillida y su esposa Pilar Belzunce, quienes personalmente los restauraron y acondicionaron durante más de 15 años. Este proyecto de rehabilitación fue llevado a cabo en estrecha colaboración con el arquitecto vasco Joaquín Montero, que les ayudó a desarrollar esta visión sumamente personal del espacio expositivo. El escultor buscaba un hogar para sus obras –un “lugar” (en euskera, leku)– donde las generaciones futuras pudieran conocer y experimentar su arte en un emplazamiento inigualable.
La elección por parte de Chillida de esta ubicación para el museo refleja la conexión que mantuvo durante toda su vida con la comunidad local, el paisaje y la arquitectura del País Vasco. El edificio histórico está rodeado por 11 hectáreas (110.000 metros cuadrados) de terreno a lo largo de las cuales pueden admirarse cerca de 40 esculturas originales del artista entre las que destacan Buscando la luz I (1997) o Lotura XXXII (1998) realizadas con acero corten, un material con fuertes resonancias del pasado industrial de la región.
Los trabajos de actualización están siendo desarrollados bajo la supervisión del arquitecto argentino Luis Laplace, trabajando en estrecha colaboración con el arquitecto Jon Essery Chillida, nieto del escultor.
El proyecto cuenta, asimismo, con la aportación del arquitecto de naturaleza holandés Piet Oudolf, pionero del movimiento “New Perennial” que introducirá sutiles elementos paisajísticos. Sus diseños de jardines y paisajes –entre los que destacan el Jardín Lurie de Chicago o la High Line de Nueva York– se basan sobre premisas ecológicas.
Para conducir esta nueva etapa, Chillida Leku contará con la dirección de Mireia Massagué, que asume esta responsabilidad tras haber sido directora del Gaudí Exhibition Center y haber trabajado previamente en el Teatre Nacional de Catalunya. Su labor al frente del museo gipuzkoano se realizará en estrecha colaboración con la familia Chillida, que ostenta la propiedad y la gestión de Chillida Leku.
Las obras de renovación han contado con el apoyo de las distintas administraciones públicas del País Vasco.
La elección por parte de Chillida de esta ubicación para el museo refleja la conexión que mantuvo durante toda su vida con la comunidad local, el paisaje y la arquitectura del País Vasco. El edificio histórico está rodeado por 11 hectáreas (110.000 metros cuadrados) de terreno a lo largo de las cuales pueden admirarse cerca de 40 esculturas originales del artista entre las que destacan Buscando la luz I (1997) o Lotura XXXII (1998) realizadas con acero corten, un material con fuertes resonancias del pasado industrial de la región.
Los trabajos de actualización están siendo desarrollados bajo la supervisión del arquitecto argentino Luis Laplace, trabajando en estrecha colaboración con el arquitecto Jon Essery Chillida, nieto del escultor.
El proyecto cuenta, asimismo, con la aportación del arquitecto de naturaleza holandés Piet Oudolf, pionero del movimiento “New Perennial” que introducirá sutiles elementos paisajísticos. Sus diseños de jardines y paisajes –entre los que destacan el Jardín Lurie de Chicago o la High Line de Nueva York– se basan sobre premisas ecológicas.
Para conducir esta nueva etapa, Chillida Leku contará con la dirección de Mireia Massagué, que asume esta responsabilidad tras haber sido directora del Gaudí Exhibition Center y haber trabajado previamente en el Teatre Nacional de Catalunya. Su labor al frente del museo gipuzkoano se realizará en estrecha colaboración con la familia Chillida, que ostenta la propiedad y la gestión de Chillida Leku.
Las obras de renovación han contado con el apoyo de las distintas administraciones públicas del País Vasco.