Una piscina alargada, de 30 metros cuadrados, sobre el techo de esta casa de hormigón en el norte de Portugal, diseñado por el estudio local Carvalho Araújo explota al máximo las vistas del paisaje agricola de la Sierra de Arga. Un proyecto que nos recuerda por el material, la forma y la tectónica algunos edificios desarrollado acutalmente en Brasil, y esto no ocurre por casualidad. José Manuel Carvalho Araújo tiene su oficina no sólo en la ciudad portuguesa de Braga, también en São Paulo.
Descripción del proyecto por Carvalho Araújo
La casa está situada en un terreno empinado en los límites del pueblo, con una vista sobre la Sierra de Arga. La construcción tenía que ocupar el espacio de una ruina previa existente en un pequeño y compacto terreno y tener una piscina.
Hay imágenes convincentes de las aldeas y granjas que se mantienen siempre. La primera imagen que asociamos con el terreno y el lugar, es el de los tanques de agua dulce: Comunitarios y privados, sirven para lavar, para abastecer de agua o hasta para el juego clandestino de los niños. Sobre todo funcionan como un importante punto de encuentro, de trabajo comunitario y vida.
La piscina ha asumido una importancia especial en el diseño, centrandonos en su relación con la tierra y la imagen de los antiguos tanques. La fuerte pendiente del terreno permitió que en la parte inferior del volumen de la piscina se puediese a lojar la vivienda, que consiste solamente en una sala de estar / cocina, un dormitorio y un baño. El programa, muy elemental, se organiza en torno a un patio interior que proporciona la iluminación y ventilación de las habitaciones y se asume, desde el exterior, como una estructura independiente del volumen principal.