Situado en un antiguo barrio industrial del siglo XIX, el edificio de oficinas trata de establecer un diálogo compositivo con las estructuras que han quedado en pie, principalmente con el edificio de La Tabacalera, cuya fachada se evoca mediante las proporciones y ritmos de un sistema de lamas de protección solar de gran tamaño, que a su vez ayudan al acondicionamiento higrotérmico del edificio. De hecho, se ha otorgado al proyecto el certificado BREAM de sostenibilidad, así como el certificado WELL que es entregado a los edificios con una gran calidad de espacios de trabajo que influyen en la salud de los trabajadores.
Descripción del proyecto por DPYA Arquitectura
Ágora, la propuesta de Grupo Insur + DPYA Arquitectura, para un nuevo edificio de oficinas junto a la Tabacalera de Málaga, ha resultado ganadora en el concurso convocado por el Ayuntamiento obteniendo la máxima puntuación técnica del concurso, 30 de 30 puntos.
El proyecto, obra del estudio DPYA, fundado por el arquitecto sevillano Fernando Pumar López, apuesta por crear un nuevo modelo de oficinas, especialmente adaptado a los nuevos hábitos de trabajo que han surgido tras la pandemia, con espacios luminosos, ventilados, y abiertos a la naturaleza. Esta apuesta se materializa en dos grandes terrazas transitables, que se orientan hacia el este y el sur, ofreciendo una vista panorámica de la chimenea de Los Gunidos.Ambas terrazas presentan parterres con vegetación, así como diferentes zonas dotadas con red wifi, que garantizan unas óptimas condiciones de trabajo en el exterior.
A nivel de diseño el edificio se inspira en dos periodos clave de la historia de Málaga: la Málaga clásica y la Málaga industrial. El edificio, toma su nombre –Ágora- de las plazas porticadas de la antigüedad donde se reunían los comerciantes y mercaderes del mundo clásico. Frente a este concepto tradicional, el proyecto busca construir una serie de plazas-terraza en vertical, que sirva de punto de encuentro entre ciudadanía, trabajadores y el mundo de la empresa. De este modo, lo que el proyecto intenta decir es que el ágora del siglo XXI es una edificio en altura, una sucesión de tres volúmenes porticados que se van apilando unos sobre otros, generando una serie de terrazas panorámicas con vistas al mar, que podrán ser utilizadas como espacio de trabajo, pero también para organizar eventos empresariales.
La otra idea en torno a la que gravita el proyecto, es la de crear un edificio con una identidad clara, que rinda tributo a la época de apogeo de Málaga, cuando en el siglo XIX se convirtió en una de las cunas de la revolución industrial en el sur de Europa. Estas palabras quizás puedan sonar grandilocuentes, pero lo cierto es que el edificio se asienta sobre un barrio -Huelin- cuya fisionomía ha cambiado enormemente a lo largo de los últimos 30 años. Un barrio, que durante la segunda mitad del siglo XIX, acogió enormes fábricas que albergaban algunas de las industrias más punteras de España, produciendo desde tractores a vapor, a derivados petroquímicos, pasando por enormes fundiciones o manufacturas textiles. Hoy, todas estas industrias han desaparecido, pero quedan importantes hitos, como las chimeneas de Los Guindos, La Trinidad o el propio conjunto monumental de Tabacalera.
El edificio busca entroncar con esa tradición de innovación de la ciudad apostando por una fachada sostenible, diseñada con materiales vanguardistas, pero que se relaciona con el patrimonio industrial de la zona. Una fachada seriada con unas proporciones y ritmos que busca evocar la imagen de los edificios de Tabacalera y queda envuelta por un sistema de lamas de protección solar de gran esbeltez y perfil curvo que recuerdan a las grandes chimeneas de la zona. Un juego de relaciones y referencias que busca huir de la imagen globalizada de los centros de negocio, para ligar de forma indisoluble el edificio con su contexto.
La fachada propuesta, logra un difícil equilibrio, conjugando transparencia y vistas al mar, con una envolvente de lamas, que mantiene los planos de vidrio en sombra durante la mayor parte del día, consiguiendo un edificio con un comportamiento energético muy eficiente. Este compromiso medioambiental se hará patente a través de dos certificaciones distintas: por un lado será el primer centro de negocios de Málaga que será certificado BREAM, para acreditar la sostenibilidad del edificio, tanto en términos de construcción como de mantenimientos y por otro lado será uno de los primero edificios de Andalucía en obtener el certificado WELL, que mide la calidad de los espacios de trabajo y su efecto en la salud de las personas.
Pero por encima de su diseño, o de la apuesta por la sostenibilidad, la mayor fortaleza del proyecto reside en el valor que tiene esta operación a nivel urbano.
A menudo los titulares de arquitectura quedan circunscritos a la entrega de los Prietzker (el llamado Nobel de la arquitectura) o a la inauguración de la reforma de algún museo, pero la realidad es que existe una continua competición entre las ciudades a escala europea, para lograr atraer nuevas empresas, especialmente del sector tecnológico.
En este sentido, el proyecto busca generar sinergias con el polo de contenidos digitales que ha promovido el Ayuntamiento de Málaga en Tabacalera, para crear un edificio de oficinas que resulte atractivo para stratups y empresas del sector tecnológico. Un proyecto que constituirá el primer edificio de oficinas ligado al paseo marítimo, liderando la expansión de los espacios de trabajo hacia el sur de la ciudad.