Un proyecto en el que se han tomado como base las premisas históricas del edificio y de la arquitectura de la época, construyendose elementos puntuales que se integren con coherencia en la obra original y permiten al usuario sentir la experiencia de subir a la parte más alta de la torre para disfrutar de las vistas de la Cuenca de Òdena.
Tomando como referente los tradicionales muros pétreos para la escalera se usó el hormigón de cal para conseguir una mejor integración formal y estructural, respetando los grosores tradicionales. En el desembarco de la escalera se utilizó un corredor con una estructura metálica ligera para no interrumpir, ni destruir la experiencia de la arquitectura medieval original.
Descripción del proyecto por Meritxell Inaraja
El castillo de la Tossa de Montbui está situado en una colina en el suroeste de la ciudad de Igualada, a 620 metros sobre el nivel del mar, en un punto estratégico para la defensa militar desde la época medieval y desde donde se controlan los otros castillos de frontera de la zona.
Se menciona por primera vez en un documento del año 960. Desde el siglo XII hasta el siglo XIV el nombre del castillo va unido a los vizcondes de Cardona, que en un primer momento eran feudatarios del castillo y posteriormente, propietarios hasta principios del siglo XVIII. A lo largo del siglo XIX tuvo varios propietarios hasta que en 1956 lo compró el rector de Santa Margarida de Montbui. Durante muchos años estuvo deshabitado y sufrió un grave deterioro. Desde 1967 la Asociación de Amigos de la Tossa y el Patronato de la Montaña han llevado a cabo diferentes intervenciones de reforma interior y restauración.
Se trata de una construcción de planta rectangular de 9,50 metros de ancho y 14,50 metros de largo en dirección norte‐sur, con ángulos redondeados y muros de unos dos metros de grosor, de aparato irregular de piedra calcárea de la zona y juntas de mortero de cal.
Por el lado de levante tiene dos plantas y unos 10 m de altura mientras que por el lado de poniente por el desnivel del terreno tiene tres metros más. El interior está dividido en dos plantas y un sótano. Actualmente se accede en el interior desde la fachada de levante, y una escala de construcción moderna da acceso a la planta primera, ahora descubierta.
Del estudio histórico realizado se deduce la existencia de un forjado de cubierta sobre la primera planta. Por otra parte, del estudio de tipologías parecidas se puede deducir que la escalera de acceso entre plantas se encontraba en el grosor de muro derrocado a poniente.
La propuesta de restauración ha tomado como base estas premisas históricas y el resto de datos obtenidos sobre los elementos constructivos originales de la torre. Apuesta por la consolidación de los muros existentes y la construcción de elementos puntuales que tienen como referencia elementos históricos, que permiten subir a la parte más alta de la torre y recuperar un mirador de la comarca y los otros castillos de frontera.
A este nivel correspondiente a la cubierta original, se llega por la escala que consolida el muro oeste y recupera la idea de una posible escalera original ubicada en el grosor de los muros, como es propio de muchas torres de esta época. La forma inclinada de la escalera permite también respetar el aspecto inacabado y, con ello, la memoria de las ruinas. La misma idea de unir función y explicación histórica se aprovecha en la construcción de un pequeño tramo de forjado correspondiente al nivel original de la planta principal de la torre a manera de balcón‐mirador desde la apertura del sector norte, posiblemente, la de acceso original en la torre desde el exterior.