Max Bill, de la Bauhaus al diseño industrial

Max Bill ha sido uno de los artistas más completos y polifacéticos de nuestro tiempo. Reconocido como un genio universal, trabajó como arquitecto, pintor, escultor, diseñador, profesor y político entre otras cosas. A lo largo de su vida todas las disciplinas han estado unidas, no había una separación clara entre el arte y  otras actividades, todo formaba parte de una misma idea global.

Nació en 1908 en Winterthur, una ciudad obrera cerca de Zúrich, a donde iría para estudiar orfebrería en la Escuela de Artesanía (Kunstgewerbeschule) antes de comenzar sus estudios en 1927 en la Bauhaus, donde estaban dando clase personajes del calibre de Vasili Kandinsky, Paul Klee, Josef Albers, László Moholy-Nagy o Walter Gropius. Bill permanecería dos años en Dessau, durante los cuales asimiló las enseñanzas de la escuela, y definió las líneas generales de su obra.

Tras acabar sus estudios se mudó a Zumikon, en el cantón de Zurich, y formó parte de diversas asociaciones artísticas, como Abstracción-Creación, en la que junto con otros artistas abstractos planteaba un debate estético al Surrealismo; Allianz, siguiendo las tendencias del arte concreto, definido en 1930 por Theo van Doesburg, con un mayor énfasis en el uso del color que sus contemporáneos constructivistas; o el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna en el año 1938.

En los años 50 realizó el proyecto de la Escuela de Diseño de Ulm (Hochschule für Gestaltung - HfG), de la que fue rector y profesor durante tres años, mientras se dedicaba a organizar exposiciones, como "Die Gute Form", planear el pabellón suizo para la Triennale de Milán, o trabajar como diseñador. Entre sus diseños más destacables se encuentran los que realizó para la firma Junghans. Una serie de relojes de cocina, de pared y de pulsera, que han permanecido casi sin alteración alguna hasta el día de hoy y que se caracterizan por una representación sencilla y elegante, a la vez que precisa, del tiempo.

Tal y como indicó James Wood, en el catálogo de la exposición dedicada a Max Bill en el año 1974, "Tratar a Max Bill únicamente como pintor, escultor y diseñador gráfico es hacer una distinción que él nunca hizo con su obra: la distinción entre las bellas Artes y los otros campos de su actividad."

Max Bill murió en el año 1994, en Berlín, dejando como legado una colección tan amplia que un intento de abarcarla al completo es casi imposible. Para aquel que esté interesado en averiguar más, en el año 2008 salió la película documental "Max Bill, un clásico del futuro" (Max Bill, das absolute Augenmass) dirigida por Erich Schmid, que indaga en la vida del artista, oscilando entre el arte y la política.