Brassaï
Brassaï (pseudónimo de Gyulá Halász, 1899 – 1984) se trasladó a París en 1924 para dedicarse a la pintura, tras estudiar arte en Budapest y en Berlín. Pero muy pronto encontró una fuente de ingresos estable en la venta de artículos, caricaturas y fotografías a periódicos y otros medios ilustrados, y dejó a un lado el dibujo y la pintura, disciplinas por las que, no obstante, seguiría sintiendo una gran devoción y que iría retomando a lo largo de su vida.
La ciudad de París se convirtió en el tema principal de su trabajo: su día a día, y especialmente su apariencia y su vitalidad nocturnas. Su extraordinario tratamiento de la luz y la sutilidad de los detalles capturados en sus imágenes le hicieron célebre; con estas herramientas, Brassaï logró instantáneas que se convertirían en iconos culturales, símbolos de una época y testimonios de su irresistible fascinación por la capital francesa.
Su obra alcanzó enseguida un incuestionable reconocimiento en los círculos de la fotografía artística, aunque también en la industria turística y los circuitos fotográficos comerciales.
El 12 de junio de 1940, dos días antes de que el ejército alemán entrara en París, Brassaï abandonó la ciudad. Pero regresó en octubre y permaneció allí durante el resto de la ocupación. El hecho de negarse a colaborar con los alemanes, le impidió fotografiar abiertamente, así que el encargo de Picasso de fotografiar sus esculturas se convirtió en su única fuente de ingresos. Además, y tras un paréntesis que había durado veinte años, Brassaï volvió a dibujar y a esculpir, y empezó a explorar su notable talento como escritor.
A partir de 1945, gracias a los numerosos encargos de la revista norteamericana Harper’s Bazaar, volvió a dedicar parte de su tiempo a la fotografía y empezó a viajar regularmente, Edimburgo, España, Marruecos, Italia, Grecia, Turquía, son algunos de los lugares que visitó durante estos años.
A principios de la década de 1950 Brassaï ya era un fotógrafo plenamente reconocido. En 1955, el Art Institute of Chicago acogió la primera de sus exposiciones individuales en un museo estadounidense, que después itineraría por otras ciudades norteamericanas. Un año después, el MOMA de Nueva York inauguró Language of the Wall. Parisian Graffiti Photographed by Brassaï.
Su trabajo fue reconocido como una de las piedras angulares de la nueva corriente fotográfica, surgida entre las dos guerras mundiales. Descubriendo el potencial de las escenas cotidianas y recuperando la concepción de la fotografía como medio creativo, generador de imágenes de una fuerte evocación poética y visual que trascendía su carácter meramente documental.
Alejados de la emulación de las artes tradicionales propias de la fotografía de principios de siglo, estos artistas pusieron de relieve el potencial artístico de la disciplina. Cuando esta tradición empezó a ser celebrada en los años setenta, el trabajo de Brassaï fue reconocido como uno de sus grandes referentes, convirtiéndose en figura fundamental de la historia de la fotografía del siglo XX.
La ciudad de París se convirtió en el tema principal de su trabajo: su día a día, y especialmente su apariencia y su vitalidad nocturnas. Su extraordinario tratamiento de la luz y la sutilidad de los detalles capturados en sus imágenes le hicieron célebre; con estas herramientas, Brassaï logró instantáneas que se convertirían en iconos culturales, símbolos de una época y testimonios de su irresistible fascinación por la capital francesa.
Su obra alcanzó enseguida un incuestionable reconocimiento en los círculos de la fotografía artística, aunque también en la industria turística y los circuitos fotográficos comerciales.
El 12 de junio de 1940, dos días antes de que el ejército alemán entrara en París, Brassaï abandonó la ciudad. Pero regresó en octubre y permaneció allí durante el resto de la ocupación. El hecho de negarse a colaborar con los alemanes, le impidió fotografiar abiertamente, así que el encargo de Picasso de fotografiar sus esculturas se convirtió en su única fuente de ingresos. Además, y tras un paréntesis que había durado veinte años, Brassaï volvió a dibujar y a esculpir, y empezó a explorar su notable talento como escritor.
A partir de 1945, gracias a los numerosos encargos de la revista norteamericana Harper’s Bazaar, volvió a dedicar parte de su tiempo a la fotografía y empezó a viajar regularmente, Edimburgo, España, Marruecos, Italia, Grecia, Turquía, son algunos de los lugares que visitó durante estos años.
A principios de la década de 1950 Brassaï ya era un fotógrafo plenamente reconocido. En 1955, el Art Institute of Chicago acogió la primera de sus exposiciones individuales en un museo estadounidense, que después itineraría por otras ciudades norteamericanas. Un año después, el MOMA de Nueva York inauguró Language of the Wall. Parisian Graffiti Photographed by Brassaï.
Su trabajo fue reconocido como una de las piedras angulares de la nueva corriente fotográfica, surgida entre las dos guerras mundiales. Descubriendo el potencial de las escenas cotidianas y recuperando la concepción de la fotografía como medio creativo, generador de imágenes de una fuerte evocación poética y visual que trascendía su carácter meramente documental.
Alejados de la emulación de las artes tradicionales propias de la fotografía de principios de siglo, estos artistas pusieron de relieve el potencial artístico de la disciplina. Cuando esta tradición empezó a ser celebrada en los años setenta, el trabajo de Brassaï fue reconocido como uno de sus grandes referentes, convirtiéndose en figura fundamental de la historia de la fotografía del siglo XX.
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NombreGyulá Halász - Brassaï