Muchas de las escuelas privadas han visto reducir sus alumnos drásticamente y algunas ven incluso en entredicho su propia existencia. ¿Qué ha ocurrido para llegar a esta situación? ¿Por qué se dan versiones claramente inciertas, como ocurría en el artículo publicado en el periódico El País, dando carta blanca a la versión que dan los responsables de las escuelas privadas?
No se trata aquí de acrecentar un mayor desgaste de relaciones entre escuelas públicas y privadas, pero conviene aclarar algunas imprecisiones, falsedades o desconocimientos, dado que el segundo paso que muchos pretenden dar para salir de la crisis es la batalla para conseguir “clientes”, un paso que se veía venir en este periodo de crisis donde muchos ya han visto acciones previas de claros ataques a la universidad pública.
Comencemos por decir que todas las escuelas son el resultado de una ley de 1997, (cuando en Madrid había una única escuela, con el ciclo de estudios completo) por lo tanto no es cierto que las escuelas se creasen a rebufo de la crisis sino que surgieron con los mismos parámetros que se gesto el boom del ladrillo y lo que muchos venían denunciando desde hace años, el boom de nuevas universidades.
En Madrid y en su área metropolitana el número y concentración de escuelas es de 12 (Alfonso X, Europea, CJC, Pontificia de Salamanca, IE School Architecture, CEU, Nebrija, EA de Toledo, Francisco de Vitoria, Rey Juan Carlos I, ETSA de Madrid, EA de la UAH). Si pensamos que el número total de Escuelas es de 33, estamos hablando de que aproximadamente el 40 por ciento de ellas se encuentra en el centro.
El artículo de El País menciona que el problema de que las escuelas privadas no tengan alumnos es que las públicas han abierto más grupos, afirmación que o bien es rotundamente falsa o está mal transcrita, realizada por Miguel Gómez, director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Europea (UE). La realidad puede estar más cerca de otros números, como que las universidades privadas cobran matrículas que rondan cifras que van desde los 7.000, 9.000, 12.000 a los 18.000 euros. Cifras que para un país como España parecen de difícil mantenimiento por las familias, cuando además en muchos casos los profesores de las privadas son los mismos que los de las escuelas públicas. En una situación así muchos padres se preguntan si la diferencia en la matrícula (con las últimas subidas en la pública se encuentran en aproximadamente unos 2.000 euros) justifica dicho sobrecoste, y aquí es posible que resida el constante encarecimiento de las universidades públicas y el desarrollo del nuevo sistema de Másteres propuesto en noviembre por una nueva ley.
El boom de los estudios universitarios se venía anunciando desde hace tiempo. Comparar Madrid con Chicago parece bastante desafortunado, Chicago que cuenta con tres escuelas y no dos, dispone un número muy parecido al de Barcelona con cuatro. De todas formas, estos datos no justifican la increíble desproporción de escuelas en torno a la capital.
El problema es mucho más complejo que proponer que los estudiantes se dediquen a “diseñar vídeo juegos” o a “construir con sus propias manos”. Hace unas semanas The New York Times daba unas cifras también para la reflexión. El 27% de los arquitectos europeos son italianos y solo ese número ya supera a todos los arquitectos de Estados Unidos, que dedican gran parte de sus titulados a la creación y diseño de vídeo juegos. La misma estadística hacía notar cómo a mayor número de arquitectos su retribución se reducía claramente en los países con mayor número de los mismos. Por tanto, a qué dedicar la producción de 2000 arquitectos al año en un país que carece de industrias que puedan absorberlos, incluso en áreas alejadas del ejercicio tradicional de la arquitectura.
¿Hay demasiados arquitectos en Italia? el 27% del continente... ¿y en España? @nytimes http://t.co/u3CNtOlMkZ pic.twitter.com/FodEE51y09
— METALOCUS (@METALOCUS) marzo 12, 2015
La especialización ¿para qué, dónde o cómo?, ¿para la exportación?, ¿este país puede permitirse el lujo de seguir produciendo profesionales altísimamente cualificados para que tengan que emigrar y sean otros los que aprovechen su formación? En Europa se rifan a nuestros estudiantes, por su formación y porque les pagan menos. No existen estudios de lo que ocurre en el exterior y habría que hacerlos, además de exposiciones de exportación, dado que los resultados seguramente nos sorprenderían mucho más incluso que los de las encuestas realizadas en el interior.
Hay mucho que solucionar, como la ley de Contratos del Estado o los sistemas de concursos de obras públicas (notoriamente mejorables, cuando se produzcan) o los baremos a coste para que los honorarios sean dignos, o realizar un apoyo a la arquitectura como valor cultural y comercial, o que todas las administraciones gestionen las áreas que necesitan de arquitectos con arquitectos…
Son muchas las cosas que hay por hacer, pero no creo que un enfrentamiento entre lo público y lo privado sea la solución. Este país no está para más batallas, que cada cual demuestre que la calidad que ofrece es la que la sociedad demanda, lo que ahora se llama constantemente “clientes” y que yo prefiero llamar “estudiantes”.