Como era de esperar, los arquitectos salen más que airosos con una propuesta que parte de la detección y puesta en valor de los elementos fundamentales de la destruida preexistencia. Éstos, empleados como piezas articuldoras del conjunto generan un juego espacial basado en la sinceridad constructiva y la belleza intrínseca de los distintos materiales.
Descripción del proyecto por Nuno de Melo e Sousa + Hugo Ferreira
Un edificio en un sitio privilegiado que dialoga con el emblemático puente D.Luís I, el río, frente a las casas y la Ribera de Oporto, embebido en un paisaje único que nos lleva a dónde el Duero cruza el horizonte. Construir cobre esta área protegida bajo la bandera de la UNESCO, con su encantador carácter histórico, era en sí un delicado proceso - una reflexión profunda hecha de restricciones muy fuertes.
El edificio existente, golpeado por el abandono y llena de construcciones adyacentes complementarias, tendría que adaptarse a un nuevo tipo de uso: apartamentos para el turismo local. En cuatro plantas, de medidas13.80m por 7,20 m, era necesario organizar cinco estudios independientes para un uso flexible, un ático, una recepción y una cocina común, además de back office y áreas técnicas.
Dadas las limitaciones impuestas por la debilidad del edificio, las paredes de granito que se conservaban en pie permetralmente, y el nuevo uso programático, el concepto de diseño sirve a tres estructuras principales:
1- un eje longitudinal de hormigón que sirve como columna vertebral de apoyo a la estructura existente y para resolver todas las necesidades técnicas: baños, cocinas, conductos verticales, iluminación y el ascensor. Aplicando esta solución, los estudios se convirtieron en espacios abiertos y con vista longitudinal: el patio versus el Oporto, el río Duero, los puentes, y el océano.
2 - una escalera, en la alineación con la columna de hormigón, conecta todas las plantas y las diferentes áreas exteriores.
3 - un nuevo volumen, asumido como adición, con el típico apartamento para dos con piel exterior de pizarra negra y una gran sala de estar frente a las mejores vistas panorámicas hacia Oporto.
La propuesta se expresa a lo largo de una sección longitudinal, entre los márgenes de la reconstrucción, la nueva estructura y las áreas del patio trasero, desde el nivel de la calle hasta la cima. Estas relaciones mejoran la experiencia interior del edificio, que enmarca el solar desafiado por las condiciones sobre el espacio y la luz, se convirtieron en los temas de diseño, la articulación de los diferentes niveles de privacidad dentro del granito excavado, en tensión con las escultóricas escaleras, la colina trasera de hormigón y la puente de D.Luís I.
Desde el interior, el edificio, revela la narrativa estructural y conceptual. Las losas y muros de hormigón, muestran la columna vertebral que sostiene los gruesos muros de granito, con las ventanas existentes como vistas enmarcadas. Y el ático, ya que es un ático, ¡es blanco!