Grandes, pequeñas, blancas, casi negras, anguladas, globuliformes, de calor, de frío, creciendo sobre árboles como epífitas, sobre rocas como litófitas, de apenas unos gramos de peso, de hasta toneladas, muy raras, muy comunes, en superficie o subterráneas. Así es el fascinante mundo de la familia de plantas con flor más numerosa en la naturaleza: las orquídeas.
La muestra se puede visitar en el Invernadero de los Bonsáis hasta el 17 de septiembre.
Las orquídeas, esas plantas que siempre han despertado la imaginación y suscitan pensamientos de exotismo y leyenda, son las protagonistas de la exposición fotográfica El jardinillo en flor. Colección de Orquídeas del Botánico que el
Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) de Madrid ofrece este verano a sus visitantes de la mano del conservador de orquídeas y fotógrafo Gerardo Torres.
El objetivo de la muestra, que se puede visitar hasta el 17 de septiembre en el Invernadero de los Bonsáis del RJB, además de poner en valor la colección de orquídeas del Jardín Botánico, es denunciar que muchas especies van desapareciendo del mapa de la biodiversidad por la actuación de la mano del hombre en muchos de los lugares donde crecen.
“Las comunidades de estas plantas, establecidas en todos los biomas del planeta, a excepción de los desiertos de dunas y los cascos polares, corren el peligro grave de disminuir hasta desaparecer debido a la reducción de sus ecosistemas y a la intervención directa del ser humano sobre las poblaciones de plantas establecidas de manera natural en sus respectivos pisos térmicos y entornos naturales”, señala Gerardo Torres. Y, añade, “muchas especies de orquídeas ya han desaparecido de la naturaleza, quedando solamente ejemplares que se cultivan en colecciones privadas, jardines botánicos y en invernaderos de productores que comercian con ellas”.
El Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) de Madrid se ha fijado como meta poder disponer, dentro de sus colecciones, de un grupo representativo de estas plantas, creciendo en sus instalaciones para así poder realizar un seguimiento de sus comportamientos de crecimiento y sus espectaculares floraciones.
Un testimonio fotográfico de los últimos ocho años
La exposición fotográfica El jardinillo en flor. Colección de Orquídeas del Botánico supone un testimonio del seguimiento fotográfico que ha venido realizando Gerardo Torres de estas plantas durante los últimos 8 años. La muestra presenta un conjunto de imágenes de plantas que son verdaderas rarezas dentro de una colección de este tipo y trabajadas de manera tal que el espectador puede disfrutar de un atractivo estético basado en composición, color, luces y colores.
Está compuesta por 25 fotografías de plantas provenientes de todos los continentes, siendo el mayor número de América del Sur, lugar donde puede apreciarse una notable cantidad y variedad de esta familia.
Gerardo José Torres García (Valera, Venezuela 1973) comenzó a cultivar orquídeas y bromelias a la temprana edad de 12 años en Trujillo, una de las tres provincias andinas de su país natal, Venezuela. Asegura que cuando buscaba información en libros y manuales sobre esas plantas, examinaba las imágenes que las relacionaban y que no siempre se correspondían las fotos con la especie encontrada en las montañas.
Así, en plena juventud, a los 20 años, comenzó a relacionar orquídeas y fotografía, dos de sus grandes pasiones, la primera como conservador y la segunda como gran aficionado. Ya en España, en 2006, profundizó en el campo de las imágenes.
“Me incliné por hacer fotografías de las floraciones de orquídeas de tal manera, que pudiese apreciarse su compleja y atractiva estructura. Me centré en poder capturar lo que para el ojo de los cultivadores es lo primordial, las formas y rasgos pictóricos que hacen características a las especies. Con la fotografía trato de hacer ver los universos naturales que nos rodean y, que lamentablemente, obviamos por resultar desapercibidos a nuestros ojos”, afirma Gerardo Torres.
Su obra se ha expuesto en Asturias (XLI Certamen Nacional de Arte de Luarca, 2010), País Vasco (Casa de Cultura Municipal de Basauri, Vizcaya, 2015) o Madrid (PHotoEspaña, Visionado de portafolios, 2016).
